Quizá no todos hemos llegado a esa edad tan avanzada de Moisés, pero sí todos hemos sido niños. Con el paso de los años, ¿hemos dejado de serlo? Ante nuestro deseo, que tantas veces sale a relucir, de querer ser el más importante, o que me aprecien o valoren hoy Jesús nos pone un niño en medio para recordarnos cómo ser verdaderamente grandes, importantes en el Reino de los Cielos. Hagámonos pequeños, rebajémonos ante los demás, y acojamos a los hermanos como a un niño pequeño: con ternura, con delicadeza, procurando su bien, buscando al que esté perdido y dejándonos encontrar por ellos.
¡Gracias, Señor, por tu Palabra que cada día nos acompaña! Porque Tú avanzas a nuestro lado, porque Tú has prometido estar siempre con nosotros. ¡Gracias, Señor, porque Tú te has rebajado para salir a nuestro encuentro, porque Tú eres nuestro Dios, y nosotros tu pueblo! ¡Gracias, Señor!
(Fuente nocetnam Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad - DominicasMM. )
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