No quedará piedra sobre piedra
Jesús oye hablar del esplendor del Templo y declara a sus discípulos: “Esto que contempláis llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra. ¡Todo será destruido!”.
Los discípulos asombrados le preguntan: “Maestro, ¿cuándo será todo eso? ¿Cuál será la señal de que esas cosas están a punto de suceder?”. Y, Jesús, reorienta la preocupación de los discípulos hacia la actitud existencial de compromiso y esperanza vigilante con la cual hay que vivir en el presente.
El final histórico del Templo, es símbolo del final de toda la historia ante el que Jesús advierte: que nos os engañen los falsos mesías que quieren suplantarle diciendo: “yo soy o el tiempo está cerca”. No vayáis tras ellos. Ante rumores de guerras y revoluciones: no tengáis pánico; estos eventos están bajo el control de Dios, no son todavía los signos que indican que la historia está llegando a su fin.
Jesús menciona conflictos étnicos y nacionales, calamidades naturales y grandes señales en el cielo, que en la tradición apocalíptica son símbolo y revelan la intervención de Dios en la historia, en relación con el juicio divino, la justicia de Dios sobre la humanidad.
Enseñanzas de este Evangelio: No somos dueños de la vida: habrá un final; muerte
Dios intervendrá en nuestra historia llevándola a su fin: juicio,
Tu modo de vivir hoy decide tu futuro: infierno o gloria.
No tengas pánico, no te dejes engañar por los falsos profetas y agoreros del fin; “porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por El”. Jn 3,17.
Fuente: Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P. Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)
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