viernes, 2 de agosto de 2019

Comentario lectura evangelio 02/08/19

En las lenguas semíticas la palabra “hermano” tiene una significación muy amplia. Se emplea para designar al hermano, al medio hermano, así como a los parientes y aún a los mismos compatriotas y en este texto designa a los primos de Jesús.

Los contemporáneos de Jesús se resistían a creer en Él. ¿Y nosotros? ¡Tengamos fe! Creamos en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Confiemos en este Dios que nos ama. No tengamos miedo de creer, de esperar, de amar! Jesús vivió la mayor parte de su vida oculto en Nazareth, de tal manera que todos lo tenían como hijo del carpintero. Transcurrió los años de su vida terrena en obediencia a la voluntad de Dios. Su ejemplo nos ayuda a comprender que abandonándonos totalmente a Dios es como cumplimos sus designios. Jesús nos enseña que la obediencia a Dios no es un ataque a la libertad, sino que desarrolla todas las posibilidades de nuestra libertad. Este es el reto de nuestra vida: cumplir en todo la voluntad de Dios, estar disponibles para Dios. Quien vive así, goza de una paz y una alegría desconocida para el resto de los demás, pues no hay felicidad mayor que la de estar en la voluntad de Dios.

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