jueves, 1 de agosto de 2019

Comentario lectura evangelio 29/07/19

El Evangelio nos dice que muchos judíos acudieron a consolar a Marta y a María por la muerte de su hermano. Sin embargo, ellas solamente fueron reconfortadas con la presencia del Maestro. A lo largo de la vida podemos ir llenándonos de muchas esperanzas: los estudios, la profesión, el éxito, el matrimonio. Sin embargo, el hombre necesita una esperanza que vaya más allá de las cosas humanas. Nuestro corazón está hecho para el infinito. La gran esperanza de nuestra vida sólo puede ser Dios. Ese Dios que tiene un rostro humano y que nos ha amado hasta el extremo, a cada uno en particular. Ahora identifiquémonos con Lázaro. Él estaba muerto. Y todos alguna vez, nos podemos sentir en esa situación espiritual, quizá por la falta de motivación, por el cansancio, por los problemas, por alguna falta no superada… ¿Cómo alcanzar entonces la resurrección del corazón? Necesitamos hacer lo mismo que hicieron Marta y María: ¡Pedir a Jesús que venga! Dios siempre nos escucha. Dios siempre puede ayudarnos. Seamos también unos para otros testigos de fe y de esperanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario