domingo, 21 de julio de 2019

Comentario lectura evangelio 22/07/19

María Magdalena se había encontrado con Jesús en Galilea, por allí le siguió y le escuchó, le observó y aprendió, convirtiéndose así en testigo cualificada de sus enseñanzas y de su actuación.

Aprendió cómo era ese Dios del que Jesús hablaba en términos masculinos y femeninos en sus parábolas; aprendió y vivió, en el grupo de Jesús, los nuevos valores que éste proponía para que guiaran la vida y las relaciones entre las personas, y entre éstas y Dios; también asistió a las curaciones, signos de la llegada del reinado de Dios, efectos de su presencia humanizadora manifestada en Jesús.

Como parte del grupo de discípulos y discípulas acompañó, por pueblos y aldeas, a Jesús en su proclamación de la llegada del reinado de Dios como buena noticia de salvación y liberación, de humanización plena para todas las personas, pero especialmente para los pobres y oprimidos, para los sin honor y los despreciados.

Buena Noticia que ella misma pudo experimentar y proclamar existencialmente, pues había sido tratada corno persona con posibilidad de optar y decidir, y al ser liberada de los esquemas estrechos en que las normas socio-religiosas del momento encasillaban a las personas, y de una forma especial a las mujeres. El encuentro con Jesús había transformado su vida.

En la Iglesia el mandato primero, fundamental y casi único es “anunciar la buena nueva del Reino.” María Magdalena, mujer, es la primera evangelizadora. ¿Por qué no la imitamos?

(Fuente nocetnam: Texto tomado de: Martínez Puche, José A.
Colección Nuevo Año Cristiano de EDIBESA.)

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