domingo, 21 de julio de 2019

Comentario lectura evangelio 18/07/19

Este pasaje evangélico pone en claro la humildad profunda, la mansedumbre y el amor infinito de Jesús. No hubo en Él ningún deseo de aparentar, de dar “buena imagen”, de “lucirse”, nunca buscó ni siquiera aparecer como Dios en toda su potencia. Nació en la humildad de un establo, de una familia pobre; vivió de manera sencilla y murió despojado de todo. Para poder vivir en amistad con Dios y entrar en comunión con Él es necesaria esa misma humildad. Pero no lograremos vivir esta virtud si sólo vivimos para nosotros mismos y para el momento presente. Contemplemos de modo frecuente la humildad de Cristo, su corazón, su abajamiento, su sumisión… todo ello expresión de amor por nosotros. El amor verdadero a Cristo generará en nosotros una humildad auténtica. Necesitamos enamorarnos de este Jesús. Él está vivo. Es una persona concreta, con su forma peculiar de ser. Cuanto más le conozcamos, cuanto más tiempo pasemos a su lado, cuanto más dialoguemos con Él, cuanto más leamos su vida en los Evangelios… más motivos descubriremos para amarle.

Fuente nocetnam: Regnum Christi 

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