“El valor auténtico de la existencia humana no se mide sólo con los bienes terrenales y los intereses pasajeros, porque no son las realidades materiales las que apagan la sed profunda de sentido y de felicidad que hay en el corazón de cada persona. Por esto Jesús no duda en proponer a sus discípulos el camino “estrecho‟ de la santidad (…). Ciertamente es un lenguaje duro, difícil de aceptar y de poner en práctica, pero el testimonio de los santos y de las santas nos asegura que es posible a todos, si uno se fía y se confía a Cristo. Su ejemplo nos anima a los que nos llamamos cristianos a ser creíbles, No basta de hecho parecer buenos y honrados, hay que serlo realmente. Y bueno y honrado es aquel que no cubre con su yo la luz de Dios, no se pone delante a sí mismo, sino que deja ver a Dios a través suyo”
(Fuente Nocetnam: Benedicto XVI )
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