domingo, 16 de noviembre de 2025

Comentario lectura evangelio 17/11/25

¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!

En este episodio de la curación del ciego en las cercanías de Jericó, los que acompañan a Jesús, primero informan al ciego de quién es el que pasa, Jesús Nazareno; luego como el ciego no deja de gritar pidiendo compasión, le regañan, si bien inútilmente, como dice el texto; cuando Jesús le atiende y le cura…”todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios”.

Es decir: informan adecuadamente de quien es quien pasa junta él; luego quieren a Jesús solo para sí, y regañan al ciego por su impertinencia; cuando ven que Jesús se interesa por él, que atiende a su petición y realiza el milagro se alegran y alaban a Dios.

¿Nos vemos reflejados en el ciego?, ¿en el pueblo que cambia de actitud? ¿en Jesús y su compasión? Y no olvidemos, que Jesús no quiere protagonismo, él no ha curado, ha sido la fe del ciego, que se impone sobre los impedimentos de los seguidores: “recobra la vista, tu fe te ha curado”.

Quizás además de las preguntas antes formuladas hemos de plantearnos cómo es nuestra fe, si tiene tanta fuerza que supera tanto impedimento, que en otros y en nosotros mismos encontramos, para que sea fuerte, para que realice milagros, como, por ejemplo, curar nuestras cegueras.

Fuente: Fray Juan José de León Lastra O.P., Convento de Santo Domingo (Oviedo)

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