“La esencia del demonio es
destruir o directamente con vicios y guerras o intenta hacerlo “educadamente”,
llevando a vivir según “el espíritu de la mundanidad”. [...] Nosotros somos
cristianos, católicos, vamos a Misa, rezamos… Parece todo en orden. Sí, tenemos
nuestros defectos, nuestros pequeños pecados, pero parece que todo está en
orden. Y él se hace “el educado”: va, ve, busca a una linda pandilla de amigos,
llama a la puerta – ‘Permiso, ¿puedo entrar?’ – toca el timbre. Y estos
demonios educados son peores que los primeros, porque no te das cuenta y los
tienes en casa. Éste es el espíritu mundano, el espíritu del mundo. El demonio
o destruye directamente con los vicios, con las guerras, con las injusticias
directamente, o destruye educadamente, diplomáticamente, así como dice Jesús.
No hacen ruido, se hacen amigos, te persuaden – ‘No, vete, no hagas tanto, no,
pero… hasta aquí está bien’ – y te llevan por el camino de la mediocridad, te
vuelven un ‘tibio’ en el camino de la mundanidad”. (Santa Marta 12 de octubre
de 2018)
Fuente: Francisco, papa.
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