Nada hay oculto que no llegue a
descubrirse
El texto de Lucas, podría ser entendido como una invitación a hacerse ver, a cultivar la imagen propia, a no pasar inadvertido ante los otros, a lucir en el ámbito en que la vida se desarrolla, a cultivar la imagen. Algo que es tentación humana, en nuestro tiempo muy desarrollada. De modo que el dicho, “la mujer del César no solo ha de ser buena, sino aparentarlo”, se convierte en que sobre todo ha de aparentarlo, serlo es menos relevante.
Sin embargo, el texto, entiendo, viene a decir lo contrario. No te preocupes tanto por tu apariencia, sino por tu ser, porque tu ser acabará manifestándose: “nada hay oculto que no llegue a descubrirse…, a hacerse público”, por ello, podría continuar, “cuida tu ser, tu mundo interior, tus intereses y afectos, que se traslucirá en tu obrar”.
Al final del texto evangélico nos encontramos con esa expresión …”al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará lo que cree tener”. La fuerza de la frase está en discernir qué es tener de verdad y qué es creer tener; o sea, estar vacío de lo que hay que tener y lleno de vaciedades, que no construyen nuestro ser, solo nuestra apariencia social. Más aún, creer tener lo que en realidad nos tiene, a veces como esclavos; por ejemplo, el dinero, -avaro-, el aplauso social, nuestra vanidad u orgullo, nuestra comodidad egoísta…
Jesús sabe que lo que dice no es fácil de asimilar y por eso, subraya: “a ver si escucháis bien”.
¿Cómo nos vemos ante estas palabras de Jesús? ¿Cómo vemos a los demás?
Fuente: Fray Juan José de León Lastra O.P. Convento de Santo Domingo (Oviedo)
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