«La vida cristiana consiste en
servir». Y es muy triste, añadió, ver «a los cristianos que al principio de su
conversión o de su conciencia de ser cristianos, sirven, están abiertos a
servir, sirven al pueblo de Dios», y luego, en cambio, «acaban sirviéndose de
él». Esto hace mucho daño, muchísimo, al pueblo de Dios. La vocación del
cristiano es, por tanto, «servir» y nunca «aprovecharse».(,,,) «a veces, cuando
necesitamos algo espiritual o una gracia, decimos: “Bueno, ahora ayunaré, haré
penitencia, haré una novena...”». Todo esto está bien, pero «tengamos cuidado:
no se trata de “pagar” por la gracia, de “comprar” la gracia; se trata de
ensanchar tu corazón para que la gracia venga». Que quede claro: «La gracia es
gratuita. (…) en la vida espiritual existe
«siempre el peligro de descuidarnos y querer pagar, siempre, incluso cuando
hablamos con el Señor, como si quisiéramos sobornarlo». Pero la relación con el
Señor no puede seguir «ese camino». «Señor, si me ayudas en esto, te daré lo
otro». Sí que vale eventualmente una promesa si con ella se abre el corazón
«para recibir» lo que «es gratis para nosotros». Y «esta relación de gratuidad
con Dios nos ayudará a tenerla con los demás, tanto en el testimonio como en el
servicio cristiano y en la vida pastoral de los pastores del Pueblo de Dios».
«Haciendo camino. La vida cristiana es andar. Predicar, servir, no “abusar”.
Servid y dad gratis lo que habéis recibido gratis».
Fuente: Francisco, papa.
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