Permanencia y plenitud
En este pasaje, el evangelista
Juan, hace hincapié en que no basta con amar, sino que hay que perseverar de
forma constante en él, “permanecer en mi amor”, repite un par de veces. Porque
ese Amor, que viene del Padre y Jesús nos transmite, no puede ser
desperdiciado, no podemos ir, “ahora sí”, “ahora no”. Hay que ser valientes y
perseverantes en nuestro compromiso y así, la alegría y el gozo, alcanzaran la
plenitud de nuestro corazón.
Jesús destaca la importancia de
permanecer en su amor. Esta permanencia implica una relación continua, no
ocasional. Al seguir a Jesús, los discípulos son llamados a mantener una
conexión constante con él. Esta conexión profunda y sostenida con Jesús, que
también nosotros estamos llamados a cuidar, es una fuente de alegría, ya que
implica vivir en la verdad de su amor y experimentar la felicidad y la plenitud
que provienen de vivir la vida como hijos e hijas de Dios.
En resumen, estos versículos
enfatizan la centralidad del amor en la enseñanza de Jesús y la conexión
inseparable entre el amor y la alegría en la vida del discípulo. Es un
llamamiento para vivir en amor mutuo, arraigados en la relación con Cristo, y
encontrar gozo en ese amor pleno y comprometido.
¿Qué frutos veo en mi vida de
vivir con compromiso el amor de Dios? ¿Qué signos de alegría y felicidad
encuentro en mi vida que son derivados del seguimiento de Jesús?
¿Construyo una iglesia inclusiva?
Fuente: Fraternidad Laical de
Santo Domingo de Valencia
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