Cristo da la vida por sus enemigos
Meditemos profundamente sobre el
amor de Cristo nuestro Salvador, "que ha amado a los suyos hasta el
extremo" (Jn 13,1), hasta el punto que por su bien, voluntariamente,
sufrió una muerte dolorosa y manifestó el máximo grado de amor que puede
existir. Pues Él mismo dijo: "No hay amor más grande que el que da su vida
por sus amigos" (Jn 15:13). Sí, este es el amor más grande que jamás se
haya demostrado. Y sin embargo, nuestro Salvador nos dio uno mayor por que dio
esta prueba de amor igual para sus amigos y sus enemigos.
¡Qué diferencia entre este
verdadero amor y otras formas de amor falso e inconsistente que pueden
encontrarse en este pobre mundo!... ¿Quién puede estar seguro, en la
adversidad, de mantener a muchos de sus
amigos, cuando nuestro Salvador, cuando fue arrestado, permaneció solo,
abandonado de los suyos? ¿Cuándo tú te vayas, quién querrá ir contigo? ¿Si
fueras rey, tu reino no te dejaría partir sólo para olvidarte tan pronto?
¿Incluso tu familia no te dejaría marchar, como una pobre alma abandonada que
no sabe a dónde ir?
Así pues, aprendamos a amar en
todo momento, como deberíamos amar: a Dios sobre todas las cosas y a todas las
otras cosas a por Él. Por que cada amor que no nos lleva a este fin, es decir,
a la voluntad de Dios es un amor vano y estéril. Todo amor que dirigimos a un
ser creado y que debilita nuestro amor hacia Dios, es un amor detestable y un
obstáculo en nuestro camino hacia el cielo ... Así que, como nuestro Señor nos
ha amado tanto para nuestra salvación, imploremos asiduamente su gracia,
temiendo que en comparación con su gran amor, a nosotros se nos encuentre
repletos de ingratitud.
Fuente: Santo Tomás Moro
(1478-1535) hombre de estado inglés, mártir
No hay comentarios:
Publicar un comentario