Las palabras de Cristo a Marta se dirigen a cada uno de nosotros: "Muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria". Por tanto, hemos de desprendernos de todo cuanto podría expresarse con el símbolo "Marta", del activismo, de la prisa o del ruido, y llenarnos de lo que significa "María", es decir, del encuentro con Dios. Cristo está siempre en medio de nosotros y desea hablar a nuestro corazón. Pero debemos prestar atención y escucharlo meditando con fe en la Sagrada Escritura, recogiéndonos en oración, dedicando momentos de silencio ante el sagrario, desde el cual Él nos habla de su amor. Especialmente los domingos, en la santa misa, estamos llamados a encontrar y a escuchar al Señor. Recordemos siempre que la vida espiritual tiene primacía, que es decisivo para todo ser humano encontrarse personalmente con Cristo. Él es quien comprende el corazón del hombre. Él es quien puede colmar nuestras esperanzas y dar respuesta a las preocupaciones que afrontamos en el camino diario. Si amamos a Cristo, como en el caso de María, nuestra vida será un permanecer a los pies de Jesús, contemplándole y escuchándole. Dios se convertirá en nuestro único necesario, en la "mejor parte". A Él le daremos lo mejor de nuestra persona y de nuestro tiempo, no las migajas del día.
(Fuente nocetnam: Regnum Christi.)
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