martes, 26 de febrero de 2019

Comentario lectura evangelio 28/02/19

Os aseguro que no quedará sin recompensa.

Este evangelio es muy conocido. Siempre que lo escuchamos nos llama la atención la brusquedad de Jesús al plantear el tema de la actitud del cristiano y las consecuencias de sus actos.

Hoy la Palabra de Dios nos invita a reflexionar sobre nuestra vida, qué hacemos, cómo lo hacemos, qué decimos… y al mismo tiempo si esto es obra de Dios, si nuestras acciones son propiamente cristianas, acciones que están pensadas en hacer el bien, en poner al servicio de los demás nuestras posibilidades, nuestros talentos, y no en acciones egoístas, que solo las hacemos en nuestro propio beneficio.

También nos invita a pensar en cuáles son esas manos, esos pies, esos ojos… que debemos cortar, y por qué los debemos cortar. Más bien debemos pensar en nuestras actitudes de egoísmo, soberbia, envidias… que debemos eliminar de nuestra vida, para no escandalizar a nuestros hermanos, para hacer cosas buenas en nombre de Jesús… y así ser dignos de su recompensa, de su amor.

Un cristiano que vive su fe, que lleva una vida honesta, entregada a los demás, en unión espiritual con el Padre, es sal en el mundo, recibe la sal de Dios, que a su vez la reparte a todos los que lo rodean.
¿Vivimos de cara a Dios? ¿Vivimos sabiendo que todo lo que tenemos procede de Dios?

¿Qué actitudes son las que debemos eliminar de nuestra vida para poder ser sal y llevar la paz allá donde estamos?.


(Fuente nocetnam: Fraternidad Laical de Santo Domingo de Torrent, Valencia.)

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