domingo, 10 de febrero de 2019

Comentario lectura evangelio 11/02/19

En un país, como Palestina, donde la pobreza era tan común, no era extraño que las enfermedades fuesen también abundantes.. Los médicos profesionales eran privilegio de una pequeña élite. El resto ¿a quién podía acudir?

La enfermedad iba rodeada, además, de prejuicios comunes; tenía carácter excluyente. La curación implicaba, devolver al enfermo su puesto en la comunidad. La sanación, por tanto, además de curación física suponía liberación plena de la persona enferma.

Lo curioso del evangelio que leemos este día, es que Jesús parece estar inactivo. Son los enfermos o sus familiares los que se acercan, aunque solo sea para tocar la orla de su manto desde la seguridad de quedar sanos.

¿Qué esperaba Jesús de quienes acudían a él?  FE. Es lo que presuponía la sanación. Sus milagros no eran más que un modo de reconocer la presencia de Dios y un encuentro con él. Por eso la fe, también hoy, es el único camino para contactar con Jesús. Quizá precisemos, antes, reconocernos “enfermos”, necesitados, para que ese contacto con ÉL surta también en nosotros el efecto sanador.

(Fuente nocetnam: Convento de San Pablo y San Gregorio ,Valladolid)

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