sábado, 2 de febrero de 2019

Comentario lectura evangelio 05/02/19

¿Por qué la hemorroísa con sólo tocar el borde del manto de Jesús fue curada? ¿Por qué todas las demás personas que rodeaban a Jesús y le apretujaban por todas partes no recibieron también algún milagro? La fe en Jesús, la confianza ilimitada, le dieron a esta mujer la audacia de vencer las dificultades. Si queremos ser curados por Jesús, debemos actuar de la misma manera y llegar a tocar a Cristo por la fe. Nosotros no sólo tenemos la ocasión de tocar un poco la orla del manto del Señor. 

¡Tenemos a Cristo entero! Él se nos entrega completamente, con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad. Lo podemos recibir día a día en la Eucaristía. Podemos hablar con Él íntimamente, como se habla con el propio padre. El texto evangélico no es una letra inerte, en él se encuentra Cristo vivo presente y se dirige personalmente a cada uno; hoy Cristo pasa por nuestras vidas como por en medio de las muchedumbres del Evangelio, sigue dejándose tocar y apretujar. Ahí está lleno de amor y de misericordia, pero espera nuestro consentimiento para actuar en nuestras vidas.

(Fuente nocetnam: Regnum Christi)

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