viernes, 25 de enero de 2019

Comentario lectura evangelio 27/01/19

Nehemías nos va a decir que estemos alegres, que no estemos tristes. Y no hay mejor recomendación previa para escuchar la Palabra de Dios. Refiere el texto de nuestra primera lectura la lectura solemne de la Ley en el Templo de Jerusalén, reconstruido a la vuelta del exilio de Babilonia

El salmo 18 nos marca un contenido histórico y doctrinal que interesa reseñar. Los versículos que se van a proclamar narran precisamente las excelencias de la Ley de Moisés y su uso litúrgico en el Templo. Y hay un trasfondo de entrega de oración humilde por parte del pueblo que reconoce la majestad de Dios. Esto, sin duda, también es muy indicado para nosotros en nuestros tiempos.

El mensaje principal de nuestra segunda lectura, que procede de la Carta los Corintios es que la alegría es una consecuencia clara de la cercanía del Señor. Pablo, el gran Pablo, nos va a contar, como sólo él sabe hacerlo, esa organización prodigiosa que es la Iglesia, nuestra Asamblea, y que está basada en la coordinación neurológica y maravillosa que tiene el cuerpo humano. Sabiendo que Cristo es nuestra cabeza.

El evangelio de Lucas recoge la confirmación de Jesús –con palabras de Isaías— que él es nuestro libertador. Narra Lucas con precisión cinematográfica la escena de la sinagoga de Nazaret. Es el principio de la vida pública de Jesús ya se vislumbran los problemas que tendrá que sufrir nuestro Maestro a lo largo de toda su vida.

Él nos libera de nuestras ataduras y nuestros miedos. Nunca como hoy, en estos tiempos malos, necesitamos la misericordia, la cercanía y la liberación total que nos ofrece Jesús. Confiemos en su Palabra y demos más sentido a nuestras vidas.

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