sábado, 29 de marzo de 2025

Comentario lectura evangelio 30/03/25

El que pronuncia estas palabras estaba tirado por el suelo. Toma conciencia de su caída, se da cuenta de su ruina, se ve sumido en el pecado y exclama: «Me pondré en camino, volveré a casa de mi padre.» ¿De dónde le viene esta esperanza, esta seguridad, esta confianza? Le viene por el hecho mismo que se trata de su padre. «He perdido mi condición de hijo; pero el padre no ha perdido su condición de padre. No hace falta que ningún extraño interceda cerca de un padre; el mismo amor del padre intercede y suplica en lo más profundo de su corazón a favor del hijo. Sus entrañas de padre se conmueven para engendrar de nuevo a su hijo por el perdón. «Aunque culpable, yo iré donde mi padre.»

Y el padre, viendo a su hijo, disimula inmediatamente la falte de éste. Se pone en el papel de padre en lugar del papel de juez. Transforma al instante la sentencia en perdón, él que desea el retorno del hijo y no su perdición... «Lo abrazó y lo cubrió de besos.» (Lc 15,20) Así es como el padre juzga y corrige al hijo. Lo besa en lugar de castigarlo. La fuerza del amor no tiene en cuenta el pecado, por esto con un beso perdona el padre la culpa del hijo. Lo cubre con sus abrazos. El padre no publica el pecado de su hijo, no lo abochorna, cura sus heridas de manera que no dejan ninguna cicatriz, ninguna deshonra. «Dichoso el que ve olvidada su culpa y perdonado su pecado.» (Sal 31,1)

Fuente: Pedro Crisólogo

Comentario lectura evangelio 29/03/25

2.1.2.

No, esto no es ninguna clave, es sólo algo para que recordemos el evangelio del día.

2. “Dos hombres subieron al Templo”.

1. “para orar” 1 misma acción

2. con 2 formas de hacer:

El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano

el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.

Podríamos preguntarnos ¿Qué motiva a los hombres a actuar de un modo u otro? Se podría decir muchas cosas, pero si miramos todas las lecturas de hoy en su conjunto, podríamos decir que, tal vez, unos se han tomado en serio las palabras del profeta Oseas que acabamos de escuchar: “esforzaos por conocer al Señor” y otros no. Por otro lado, se ha llegado a comprender ese “misericordia quiero y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos

El fariseo de la parábola presumía de sus sacrificios, el publicano, en cambio, implora la misericordia de Dios.

El fariseo vivía muy bien su religiosidad, ayunaba, daba limosna, oraba, lo mismo que nosotros en cuaresma. Y así se nos recordaba al inicio de la misma, con una salvedad, hacerlo todo en lo oculto, que es donde Dios ve.

Deberemos examinarnos y ver hasta qué punto con ello nos sentimos justificados ante Dios y mejores que los otros; porque para el Señor, como se nos indica al final de este Evangelio, fue justificado el publicano que se golpeaba el pecho, reconocía su culpa y confiaba en la misericordia.

Ojalá nosotros sigamos los pasos de este publicano en su oración y al menos en la nuestra repitamos incesantemente su súplica: "¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!"

Fuente: Sor Flora Mª Collado O. P., Monasterio Sancti Spiritus - Toro

viernes, 28 de marzo de 2025

Comentario lectura evangelio 28/03/25

«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas […] Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (vv. 30-31). Eligiendo estas dos Palabras dirigidas por Dios a su pueblo y poniéndolas juntas, Jesús enseñó una vez para siempre que el amor por Dios y el amor por el prójimo son inseparables, es más, se sustentan el uno al otro. Incluso si se colocan en secuencia, son las dos caras de una única moneda: vividos juntos son la verdadera fuerza del creyente, Amar a Dios es vivir de Él y para Él, por aquello que Él es y por lo que Él hace. Y nuestro Dios es donación sin reservas, es perdón sin límites, es relación que promueve y hace crecer. Por eso, amar a Dios quiere decir invertir cada día nuestras energías para ser sus colaboradores en el servicio sin reservas a nuestro prójimo, en buscar perdonar sin límites y en cultivar relaciones de comunión y de fraternidad. (…) El Evangelio de hoy nos invita a todos nosotros a proyectarse no solo hacia las urgencias de los hermanos más pobres, sino sobre todo a estar atentos a su necesidad de cercanía fraterna, de sentido de la vida, de ternura. Esto interpela a nuestras comunidades cristianas: se trata de evitar el riesgo de ser comunidades que viven de muchas iniciativas, pero de pocas relaciones; el riesgo de comunidades «estaciones de servicio», pero de poca compañía en el sentido pleno y cristiano de este término.

Fuente: Papa Francisco

jueves, 27 de marzo de 2025

Comentario lectura evangelio 27/03/24

La multitud quedó admirada, pero algunos dijeron…

Estaba Jesús echando un demonio ...” Estaba Jesús ayudando a una persona a liberarse de un mal y no podía hablar. En Mt 7,37 leemos, refiriéndose a Jesús, “todo lo hizo bien, curar a los ciegos, hablar a los mudos…

Los Evangelios dejan muy claro que una de las acciones que Jesús realizo con frecuencia fue la expulsión de demonios. En algunos casos se trataba de enfermedades puramente físicas, como es el caso del joven epiléptico, al que Jesús cura tras bajar del monte en el que se transfiguró, ante tres de sus discípulos. En otros casos eran enfermedades psíquicas como, por ejemplo, la depresión, la obsesión o la adicción” (Jesús expulsa los «demonios» la lucha contra los «espíritus inmundos» en los evangelios, Fray Julián de Cos, O.P.)

En cualquier caso, la persona necesita ser liberada de algo que la tiene presa. El espíritu del mal tiene mucha fuerza para retener a las personas en su reino.

La gente quedó maravillada. Pero algunos dijeron: Expulsa a los demonios con el poder de Belzebú “(Lc. 15). Jesús pone de manifiesto en su contestación que actúa con el poder de Dios, el Espíritu está con Él, o el dedo de Dios como se expresa en Lucas. “Si yo echo los demonios con el poder de Dios es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros”. (Lc 20).

Jesús muestra su autoridad sobre Satanás liberando al hombre de sus esclavitudes “el mudo comenzó a hablar” y proclamando la llegada del Reino de Dios.

El espíritu del mal, su reino, también está en este mundo, Jesús, es capaz de arrojarlo fuera de nuestra vida. Hay una línea sutil que separa las posibilidades del hombre de obrar según el espíritu de Jesús o el espíritu del mal, de aquí la necesidad de pedir al Señor la Gracia del discernimiento. El que no está conmigo está contra mí, nos dirá Jesús.

Ante la intervención de Jesús a favor de aquel hombre, la multitud quedó admirada, pero, algunos ponen de manifiesto la hostilidad que se ha venido dando entre Jesús y los fariseos, y buscan razones para no ver el origen del poder de Jesús. Jesús les responde con autoridad.

Muchas veces, también nosotros tenemos dificultad en reconocer hechos, maravillosos o no, que hacen otras personas por el bien de la humanidad, de la familia, de la comunidad, del barrio. Es importante que el Señor nos ayude a limpiar los ojos y el corazón para ver y reconocer.

Pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo (cf Hch10,38)

Señor, nosotros también, muchas veces, como el pueblo elegido, no escuchamos tu voz, no queremos complicarnos la vida en favor de los demás, nos cuesta a veces ser mensajeros de tu Palabra, y sabemos que hoy como entonces, no te cansas de enviarnos mensajes y mensajeros para renovar nuestro compromiso de fidelidad.

Ayúdanos para que el espíritu del mal no habite en nuestro corazón y seamos capaces de descubrir todo el bien y la bondad que hay a nuestro alrededor. También nosotros queremos “pasar por este mundo haciendo el bien

Gracias por que nunca te cansas de llamarnos a la conversión y a nuestro compromiso por vivir según tu Palabra. 

Fuente: Hna. Mariví Sánchez Urrutia, Congregación de Dominicas de La Anunciata

miércoles, 26 de marzo de 2025

Comentario lectura evangelio 26/03/25

No he venido a abolir la Ley sino a darle plenitud

La visita de hoy quiere aportar una decidida contribución a la consolidación de las buenas relaciones entre nuestras comunidades... Somos todos conscientes de que entre las muchas riquezas de este número de "Nostra Aetate"...  El primero es que la Iglesia de Cristo descubre su "relación" con el Judaísmo "escrutando su propio misterio" .La religión judía no nos es "extrínseca", sino que en cierto modo, es "intrínseca" a nuestra religión. Por tanto tenemos con ella relaciones que no tenemos con ninguna otra religión. Sois nuestros hermanos predilectos y en cierto modo se podría decir nuestros hermanos mayores.

Además, se debe decir que el camino emprendido se halla todavía en sus comienzos, y que por tanto se necesitará todavía bastante tiempo, a pesar de los grandes esfuerzos ya hechos por una parte y por otra, para suprimir toda forma, aunque sea inconsciente, de prejuicios, para adecuar toda manera de expresarse y por tanto para presentar siempre y en cualquier parte, a nosotros mismos y a los demás, el verdadero rostro de los judíos y del Judaísmo como también de los cristianos y del Cristianismo... A nadie se le oculta que la divergencia fundamental desde los orígenes es la adhesión de nosotros los cristianos a la persona y a la enseñanza de Jesús de Nazaret, hijo de vuestro pueblo, del cual nacieron también la Virgen María, los Apóstoles, "fundamento y columnas de la Iglesia"(cf Ga 2,9), y la mayoría de los miembros de la primera comunidad cristiana...   Es preciso decir, además, que las vías abiertas a nuestra colaboración a la luz de la herencia común que procede de la Ley y de los Profetas, son varias e importantes... Queremos recordar sobre todo una colaboración en favor del hombre, de su vida desde la concepción hasta la muerte natural, de su dignidad, de su libertad, de sus derechos, de su desarrollo en su sociedad no hostil, sino amiga y favorable, donde reine la justicia y donde en esta nación, en los continentes y en el mundo, sea la paz la que impere, el shalom auspiciado por los Legisladores, por los Profetas y por los Sabios de Israel.

Tratemos en cuanto sea posible de hacerlo juntos, que de esta visita mía y de esta concordia y serenidad conseguidas surja, como el río que Ezequiel vio surgir de la puerta oriental del Templo de Jerusalén (cf. Ez 47, 1ss.), un torrente fresco y benéfico que ayude a sanar las plagas que Roma sufre. Al hacer esto, me permito decir, seremos fieles a nuestros respectivos compromisos más sagrados, pero también a aquel que más profundamente nos une y nos reúne: la fe en un solo Dios que "ama a los extranjeros" y "hace justicia al huérfano y a la viuda" (cf. Dt 10,18), comprometiéndonos también nosotros a amarlos y socorrerlos (cf. ib., y Lev 19, 18,34). Los cristianos han aprendido esta voluntad del Señor de la Torá, que vosotros aquí veneráis, y de Jesús, que ha llevado hasta extremas consecuencias el amor pedido en la Torá.

Fuente: San Juan Pablo II (1920-2005), papa

martes, 25 de marzo de 2025

Comentario lectura evangelio 25/03/25

Hoy, en el «alégrate, llena de gracia» (Lc 1,28) oímos por primera vez el nombre de la Madre de Dios: María (segunda frase del arcángel Gabriel). Ella tiene la plenitud de la gracia y de los dones. Se llama así: "keharitoméne", «llena de gracia» (saludo del Ángel).

Quizás con 15 años y sola, María tiene que dar una respuesta que cambiará la historia entera de la humanidad. San Bernardo suplicaba: «Se te ofrece el precio de nuestra Redención. Seremos liberados inmediatamente, si tú dices sí. Todo el orbe está a tus pies esperando tu respuesta. Di tu palabra y engendra la Palabra Eterna». Dios espera una respuesta libre, y "La llena de gracia", representando a todos los necesitados de Redención, responde: "génoitó", hágase! Desde hoy ha quedado María libremente unida a la Obra de su Hijo, hoy comienza su Mediación. Desde hoy es Madre de los que son uno en Cristo (cf. Gal 3,28).

Benedicto XVI decía en una entrevista: «Conviene fomentar la valentía de tomar decisiones definitivas, que en realidad son las únicas que permiten crecer, caminar hacia adelante y lograr algo importante en la vida, son las únicas que no destruyen la libertad, sino que le indican la justa dirección en el espacio. Tener el valor de dar este salto —por así decir— a algo definitivo, acogiendo así plenamente la vida, es algo que me alegraría poder comunicar». María: ¡he aquí un ejemplo!

Tampoco San José queda al margen de los planes de Dios: él tiene que aceptar recibir a su esposa y dar nombre al Niño (cf. Mt 1,20s): Jesua, "el Señor salva". Y lo hace. ¡Otro ejemplo!

La Anunciación revela también a la Trinidad: el Padre envía al Hijo, encarnado por obra del Espíritu Santo. Y la lglesia canta: «La Palabra Eterna toma hoy carne por nosotros». Su obra redentora —Navidad, Viernes Santo, Pascua— está presente en esta semilla. Él es Emmanuel, «Dios con nosotros» (Is 7,15). ¡Alégrate humanidad!

Las fiestas de San José y de la Anunciación nos prepararan admirablemente para celebrar los Misterios Pascuales.

Fuente: Dr. Johannes VILAR, (Köln, Alemania)

lunes, 24 de marzo de 2025

Comentario lectura evangelio 24/03/25

Hoy, en el Evangelio, Jesús nos dice «que ningún profeta es bien recibido en su patria» (Lc 4,24). Jesús, al usar este proverbio, se está presentando como profeta.

Profeta” es el que habla en nombre de otro, el que lleva el mensaje de otro. Entre los hebreos, los profetas eran hombres enviados por Dios para anunciar, ya con palabras, ya con signos, la presencia de Dios, la venida del Mesías, el mensaje de salvación, de paz y de esperanza.

Jesús es el Profeta por excelencia, el Salvador esperado; en Él todas las profecías tienen cumplimiento. Pero, al igual que sucedió en los tiempos de Elías y Eliseo, Jesús no es “bien recibido” entre los suyos, pues son estos quienes llenos de ira «le arrojaron fuera de la ciudad» (Lc 4,29).

Cada uno de nosotros, por razón de su bautismo, también está llamado a ser profeta. Por eso:

1º. Debemos anunciar la Buena Nueva. Para ello, como dijo el Papa Francisco, tenemos que escuchar la Palabra con apertura sincera, dejar que toque nuestra propia vida, que nos reclame, que nos exhorte, que nos movilice, pues si no dedicamos un tiempo para orar con esa Palabra, entonces sí seremos un “falso profeta”, un “estafador” o un “charlatán vacío”.

2º Vivir el Evangelio. De nuevo el Papa Francisco: «No se nos pide que seamos inmaculados, pero sí que estemos siempre en crecimiento, que vivamos el deseo profundo de crecer en el camino del Evangelio, y no bajemos los brazos». Es indispensable tener la seguridad de que Dios nos ama, de que Jesucristo nos ha salvado, de que su amor es para siempre.

3º Como discípulos de Jesús, ser conscientes de que así como Jesús experimentó el rechazo, la ira, el ser arrojado fuera, también esto va a estar presente en el horizonte de nuestra vida cotidiana.
Que María, Reina de los profetas, nos guíe en nuestro camino.

Fuente: Rev. P. Higinio Rafael ROSOLEN IVE, (Cobourg, Ontario, Canadá)