Hoy, el Evangelio nos invita a
reflexionar sobre la relación maestro-discípulo: «No está el discípulo por
encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo» (Mt 10,24). En el campo
humano no es imposible que el alumno llegue a sobrepasar a quien le enseñó el
abc de una disciplina. Hay en la historia ejemplos como Giotto, que se adelanta
a su maestro Cimabue, o como Manzoni al abad Pieri. Pero la clave de la suma
sabiduría está sólo en manos del Hombre-Dios, y todos los demás pueden participar
de ella, llegando a entenderla según diversos niveles: desde el gran teólogo
santo Tomás de Aquino hasta el niño que se preparara para la Primera Comunión.
Podremos añadir adornos de varios estilos, pero no serán nunca nada esencial
que enriquezca el valor intrínseco de la doctrina. Por el contrario, es posible
que rayemos en la herejía.
Debemos tener precaución al intentar hacer mezclas que pueden distorsionar y no enriquecer para nada la substancia de la Buena Noticia. «Debemos abstenernos de los manjares, pero mucho más debemos ayunar de los errores», dice san Agustín. En cierta ocasión me pasaron un libro sobre los Ángeles Custodios en el que aparecen elementos de doctrinas esotéricas, como la metempsicosis, y una incomprensible necesidad de redención que afectaría a estos espíritus buenos y confirmados en el bien.
El Evangelio de hoy nos abre los
ojos respecto al hecho ineludible de que el discípulo sea a veces
incomprendido, encuentre obstáculos o hasta sea perseguido por haberse
declarado seguidor de Cristo. La vida de Jesús fue un servicio ininterrumpido
en defensa de la verdad. Si a Él se le apodó como “Beelzebul”, no es extraño
que en disputas, en confrontaciones culturales o en los careos que vemos en
televisión, nos tachen de retrógrados. La fidelidad a Cristo Maestro es el
máximo reconocimiento del que podemos gloriarnos: «Por todo aquel que se
declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre
que está en los cielos» (Mt 10,32).
Fuente: P. Raimondo M. SORGIA Mannai OP, (San Domenico di Fiesole, Florencia, Italia)
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