Nada se pierde cuando se da por
Cristo
En este día en que celebramos a San Benito, patrono de Europa, recordamos que la verdadera vida interior no nos aleja del mundo: nos enraíza más hondamente en él, desde Dios. San Benito vivió en una época de crisis y confusión, pero no se encerró en sí mismo. Supo mirar su tiempo desde la luz de la fe, y respondió con lo que tenía: oración, trabajo, comunidad, orden, y una confianza inquebrantable en Dios.
Hoy más que nunca necesitamos su testimonio: creyentes con mirada contemplativa y manos activas, capaces de transformar el mundo sin perder de vista al Señor.
El Evangelio de hoy (Mt 19,27-29) encaja perfectamente con su vida. Pedro, inquieto, le pregunta a Jesús qué recibirán aquellos que lo han dejado todo por seguirle. Y la respuesta de Jesús es clara y esperanzadora: “Recibirán cien veces más… y la vida eterna.”
Nada se pierde cuando se entrega por amor. Ninguna renuncia hecha por Cristo cae en el vacío. Dios no se deja ganar en generosidad.
Seguirle puede implicar sacrificios, pero Él los transforma, los multiplica y los llena de sentido.
Fuente: Fr. Carlos Ávila O.P., Convento de Ntro. Padre Sto. Domingo (Torrent)
No hay comentarios:
Publicar un comentario