Se puso a enseñarles con calma
En el Evangelio, Marcos nos narra una escena muy sencilla y muy humana. Jesús desea retirarse a un lugar apartado con sus apóstoles, pero sus planes se ven truncados por la necesidad que advierte en la multitud que lo seguía.
El que nos cambien los planes es un plato que muy a menudo nos sirven en nuestra mesa, ¿cómo reaccionamos?
Jesús nos da aquí una gran lección, es que no parece tener prisa. No hace ver que le han estropeado el plan. «Se puso a enseñarles con calma».
Tener tiempo para los demás, a pesar de que todos andamos escasos de tiempo y con mil cosas que hacer, es una finura espiritual que Jesús nos enseña con su ejemplo: tratar a cada persona que sale a nuestro encuentro como si tuviéramos todo el tiempo del mundo.
“Enseñar con calma” lleva consigo un acto de negación de Sí mismo, una aceptación rendida de la Voluntad de Dios, y un abandono sin condiciones en la Providencia. Cuando los planes se rompen, cuando el cansancio pesa, cuando surge la contrariedad... La calma es propia de los santos.
Pidamos al Señor que nos conceda esa calma frente a las contrariedades.
(Fuente nocetnam: Monasterio de Sta. Ana, Murcia)
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