Si no se ama a Cristo es porque no se le conoce.
Pidámosle en esta oración la gracia de experimentar su amor en profundidad, de conocerlo de tal manera que no podamos dejar de amarlo y de amarlo de tal modo que no podamos dejar de seguirlo. El Padre nos concederá esta gracia si damos lugar a la conversión del corazón.
Si abandonamos esas actitudes de mediocridad o de tibieza, si dejamos de lado esas formas de vivir que no corresponden al ideal del cristiano y si crucificamos al “hombre viejo” con sus tendencias egoístas. Sólo si amamos a Cristo podremos seguirlo, pues sólo quien se ha encontrado con Él y le ha puesto en el centro de su existencia, se puede decir seguidor suyo.
¡Cuántas veces llenamos nuestro tiempo y nuestra vida con cosas y entretenimientos que resultan accidentales e inútiles para seguir a Jesús!
Decidámonos hoy a amar más y mejor al Señor pues siempre se puede progresar en su imitación y seguimiento.
(Fuente nocetnam)
No hay comentarios:
Publicar un comentario