A partir de hoy la lectura de la Palabra de Dios en el Adviento toma un nuevo rumbo. En las primeras lecturas seguiremos escuchando textos del Antiguo Testamento que están relacionados con la venida del Mesías y en el Evangelio de cada día ―desde hoy hasta el 24 de diciembre― seguiremos paso a paso los eventos relacionados directamente con el nacimiento de Jesús y el 24 a medianoche comenzará la gran fiesta. En el encabezamiento de estas páginas hemos puesto la fecha (17 de diciembre) porque la liturgia hace un conteo de expectativa a partir de un octavario de preparación inmediata para la Navidad.
¿Por qué una genealogía? El Evangelio de hoy nos remite hasta los orígenes de Jesús dentro de la historia. Partamos de esta base: en oriente ―como sucede también todavía hoy en los pueblo africanos― una persona que no conoce su árbol familiar (genealogía) es una persona perdida en el mundo. La familia y la tribu a la que se pertenece es una referencia importante para construir la propia identidad.
La genealogía que acabamos de leer ubica la identidad de Jesús, en cuanto Mesías, en medio de su pueblo. Como quien dice: Jesús no vino al mundo como un “aerolito” caído del cielo, sino más bien insertándose dentro de la historia humana, que es una historia de familias.
Por eso, en este camino de preparación inmediata para la Navidad, lo primero que hacemos es situar a Jesús en medio de su pueblo, en el amplio contexto histórico al que pertenece y dentro del cual Él tiene un puesto especial.
(Fuente nocetnam)
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