Cuando las imágenes nos desbordan y no sabemos interpretarlas, lo mejor es recurrir a aquello que está claramente revelado en el Nuevo Testamento. Está claro que Jesús nos pide que estemos preparados ante nuestra muerte y el juicio final. Muchas de sus parábolas nos exigen estar alerta y preparados para cuando el Señor vuelva. Está claro que la mejor preparación es vivir, ya desde ahora, el amor a nuestros hermanos, porque el criterio para ir a la izquierda o a la derecha del Hijo del hombre va a ser el demostrado amor a nuestros hermanos necesitados, a los que pasan hambre, sed, a los enfermos, encarcelados… Está claro que quien nos va a examinar nos es un tribunal severo y exigente, propenso a suspender, sino Cristo Jesús, el que nos amó tanto que dio su vida por nosotros y que es capaz de perdonarnos hasta setenta veces siete, y Dios, su Padre y nuestro Padre y el Padre el hijo mayor y del hijo menor. Está claro que lo que debemos hacer en nuestro trayecto terreno es imitar a Cristo Jesús que es el Camino Verdadero que nos lleva a la auténtica Vida. Vivamos de acuerdo con estas claridades.
(Fuente Nocetnam: Fray Manuel Santos Sánchez)
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