domingo, 22 de noviembre de 2020

Comentario lectura evangelio 23/11/20

La conducta ejemplar de esta viuda nos enseña a dar con generosidad incluso aquello que sirve para satisfacer las propias necesidades. La generosidad es esa capacidad de desprendimiento personal. Es saber prescindir de algo propio para ponerlo al servicio de Dios y de los demás. Generosidad es compartir nuestro tiempo, cualidades, bienes…, todo lo que se tiene a disposición.

Más allá del ejemplo de la viuda tenemos el testimonio de Cristo. Basta contemplarlo en la cruz. No conserva nada material, pues hasta sus vestiduras le son quitadas. No posee siquiera su vida. Nos la da. Nos la entrega como acto supremo de amor. Tampoco reserva para sí a su Madre, nos la da como Madre nuestra. Nos entrega todo. Se queda sin nada. Nadie, pues, más generoso que Cristo. Inspirados en su ejemplo, estamos llamados a vivir con generosidad. Nuestra vida es una llamada a la grandeza de corazón. Esto se debe manifestar en vivir abiertos a Dios, cumpliendo su voluntad. Dios conoce nuestros corazones y sabe cuánto damos y cómo lo damos. Él ve el grado de amor con que nos dedicamos a Él, a su servicio y al de los demás. 

(Fuente nocetnam)

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