jueves, 27 de junio de 2019

Comentario lectura evangelio 29/06/19

Celebramos hoy la fiesta de San Pedro y de San Pablo. Dos hombres de temperamento muy distinto pero que tienen varias notas que les iguala. En primer lugar, Jesús a los dos les cambió la vida. Sus vidas se dividen en antes y después de encontrar y conocer a Jesús.
En su fuerte decisión de seguir a Cristo, su único Maestro y Señor, continuaron siendo hombres y los dos experimentaron la debilidad humana. Pedro, en los momentos comprometidos de la pasión, negó a Jesús descaradamente tres veces: “No conozco a ese hombre”. Pablo, también reconoce que, de vez en cuando, “aquello que no quiero eso hago”. Pero, en la parte positiva, por encima de sus debilidades, ambos se vieron inundados por el amor de Cristo que les mantuvo en su seguimiento hasta el final.

En el fondo y en la superficie, estos rasgos comunes de Pedro y Pablo son los mismos que los de todo cristiano. Por eso, cualquiera de nosotros les podemos robar sus palabras porque son también las nuestras: “Tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero… Tú solo tienes palabras de vida eterna… Para mí la vida es Cristo… Sé de quién me he fiado”.

En esta fiesta de San Pedro y San Pablo, columnas de la iglesia, conviene recordar que la iglesia, la comunidad de seguidores de Jesús, siempre hombres y no dioses, a pesar de los fallos de sus miembros nunca va a desaparecer. Seguirá hasta el final de los tiempos. Así se lo prometió Jesús a Pedro: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder del infierno no la derrotará, no prevalecerá contra ella”.

(Fuente nocetnam: Fray Manuel Santos Sánchez)

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