Amar y ser amado es la gran necesidad existencial de todo ser humano. Ser radicalmente libres para amar y servir es el ideal del cristiano, pero para ser libres, necesitamos ser liberados.
Hoy vemos a Jesús en el marco de aquella Cena entrañable y última con sus discípulos. Jesús, el hombre libre, ha roto y ha distribuido el pan y el vino asegurándoles que es Él mismo. Y en aquel ambiente de despedida, con el gesto de lavarles los pies, les muestra lo que su vida ha sido y lo que debe ser la de ellos: un servicio.
Jesús tiene plena conciencia de su misión y les muestra su amor lavándoles los pies. Para el cristiano el gran maestro del amor es Jesús de Nazaret y la comunidad cristiana está llamada a seguir las huellas de su Señor.
(Fuente nocetnam: Hna. Belén Eslava Vizcay)
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