lunes, 22 de abril de 2019

Comentario lectura evangelio 24/04/19

¿No arde tu corazón?

Este precioso pasaje del Evangelio de San Lucas es sobradamente conocido. La tristeza, el desánimo de los dos discípulos que caminan se transformará en júbilo cuando descubren a Cristo, el Cristo de la Pascua, el Cristo Resucitado, en el caminante que les acompaña. Sus ojos se abren y su alma se llena de gozo al ver la promesa cumplida. Han tenido que experimentar en primera persona lo que otros les habían contado.

Nosotros oímos hablar de Jesús constantemente, leemos sobre Él. Desde niños nos han enseñado su vida, su mensaje, sus palabras. Pero (y creo no confundirme) en un momento de nuestra vida hemos tenido un encuentro personal con el Cristo vivo, que es el que nos ha hecho ver la realidad de lo que, hasta entonces, solo era una enseñanza más o menos bien asimilada por nosotros. Una enfermedad, una desgracia familiar, el encuentro con un amigo “que nos abre los ojos” con su testimonio, el tropiezo del que “milagrosamente” nos reponemos… En algún momento todos hemos visto partir el pan, hemos sentido en nuestro corazón que ahí estaba Jesús. Y a partir de ahí, como los discípulos de Emaús, deberíamos ir a contar lo que hemos visto, lo que hemos vivido. El cristiano no lo es para sí mismo, en tanto en cuanto lo es para los demás. Nuestro testimonio es vital para colaborar en la misión de Cristo, no olvidemos que todos estamos llamados a ser apóstoles, y  anunciadores de la Resurrección de Nuestro Señor a partir del mismo momento en el que “le hemos reconocido al partir el pan”.

Vivimos días de gozo, días de Pascua. Con Cristo hemos salido de las tinieblas del sepulcro a la luz de la nueva vida. Hagamos como esos dos discípulos, contemos lo que hemos visto y vivido y que nuestro corazón arda en el amor de Dios.

(Fuente nocetnam: Orden de Santo Domingo de Guzmán.)

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