sábado, 16 de marzo de 2019

Comentarios lectura evangelio 18/03/19

Dios nos ama desde siempre y para siempre. Su amor no cambia, a pesar de nuestras faltas y defectos. Él nos perdona cuando nos arrepentimos con un corazón sincero. De igual modo, el Señor nos pide ver a los demás con una mirada positiva, sin hacer juicios definitivos sobre las personas, nos invita a responder con amor ante el rencor y con el perdón a la ofensa. Nos llama a vivir una caridad profunda que sepa disculpar y olvidar las faltas de los demás. Evidentemente estas actitudes no pueden venir de modo espontáneo de nosotros mismos, sino que nacen de otra fuente: Cristo es el manantial de la verdadera caridad que nos transforma. El amor de Dios nos impulsa a abrir el corazón a los demás y nos hace sensibles a sus necesidades. Busquemos hacer esta experiencia: llenarnos del amor de Dios para poder ofrecerlo a los demás. El signo claro de la presencia de Cristo en nuestros corazones es la caridad. Si hay amor por el prójimo, entonces estamos cerca de Dios y Él vive en nosotros.

El Espíritu Santo es quien derrama el amor de Dios en nuestros corazones, Él es el verdadero protagonista. Él abre nuevos caminos de conversión y de entrega. Seamos dóciles instrumentos del Dulce Huésped del alma.

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