sábado, 16 de marzo de 2019

Comentario lectura evangelio 17/03/19

¡Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle.!

En este segundo domingo de Cuaresma, la Iglesia nos invita a subir al monte Tabor y contemplar a Cristo transfigurado. Es una muestra de la gloria que esperamos, es un aliento en nuestra subida hacia Jerusalén, es un adelanto de lo que preparamos durante este tiempo de Cuaresma, un anuncio de la gloria del Resucitado. Cristo nos transformará como Él y nos hará también a nosotros hijos de Dios por medio del Bautismo, cuyas promesas renovaremos en la noche de la Vigilia Pascual.

Jesús, de camino hacia Jerusalén, sube al monte Tabor con tres de sus discípulos: Pedro, Santiago y Juan, los mismos discípulos que acompañarán a Jesús en Getsemaní. Sube con ellos al monte a orar, y en ese clima de oración Jesús se transfigura delante de ellos: sus vestidos se vuelven brillantes, aparecen Moisés y Elías conversando con él acerca de su muerte. Jesús muestra a sus discípulos un poco de la Gloria que está por venir. Antes de llegar a Jerusalén y de dar la vida en la cruz, Jesús, para evitar el escándalo de sus discípulos, les muestra qué es lo que viene después de la pasión: la gloria de la resurrección. Nos enseña también a nosotros que el camino de la gloria pasa por la Cruz, por la entrega de la vida por amor. Esa tierra prometida que es el Cielo, anticipada en la tierra prometida a Abrahán y a su descendencia, nuestra verdadera patria a la que aspiramos llegar es la gloria del Resucitado que un día también nosotros, hijos de Dios por medio de Jesucristo, también alcanzaremos. La Cuaresma es el camino hacia la Pascua. En este camino cuaresmal, apoyados en la oración, firmes en el Señor, crecemos y esperamos alcanzar esta patria celestial.

Veamos en la EUCARISTÍA  la gloria prometida. Cristo, crucificado y resucitado, se queda entre nosotros en este admirable SACRAMENTO. La Eucaristía es el pan que nos fortalece en el camino de la Cuaresma. Que María, que como Abrahán creyó contra toda esperanza, nos acompañe en este camino y nos ayude.

Fuente nocetnam: Francisco Javier Colomina Campos.

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