sábado, 2 de marzo de 2019

Comentario lectura evangelio 04/03/19

Jesús no condena al rico, ni los bienes materiales en sí mismos. Lo que el Señor deja claro es que el apego a las posesiones, al punto de hacer depender nuestra felicidad de ellos no se puede compaginar con la vida cristiana. Pensemos que no se necesita ser muy rico para vivir apegado a los bienes de este mundo. Unas cuantas cosas, la propia imagen o el vestido, pueden atrapar nuestro corazón. 

Para ser un auténtico seguidor de Jesucristo hace falta vivir con entero desprendimiento, de tal manera que Dios y sólo Dios sea el gran necesario en nuestra vida. La avaricia, el deseo de poseer más y la falta de desapego de lo que tenemos es fuente de infelicidad. Por el contrario, el pobre de espíritu, el que vive sólo centrado en el Señor, es el contento por excelencia. 

El evangelio también nos dice que para Dios todo es posible, es decir, Dios puede salvarnos a todos, no importa qué estado social tengamos. Lo importante es que todo aquello que tenemos lo usemos para hacer el bien y para transmitir la caridad de Cristo.

Fuente nocetnam: Regnum Christi

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