“No basta con decir ‘Señor, Señor'... hay que hacer la voluntad del Padre”
Y ya puede ser, porque decir que
dejaremos nuestra voluntad en otra parece muy fácil, hasta que, probándose, se
entiende es la cosa más recia que se puede hacer, si se cumple como se ha de
cumplir...que sabe el Señor lo que puede sufrir cada uno, y a quien ve con
fuerza no se detiene en cumplir en él su voluntad.
Pues quiéroos avisar y acordar
qué es su voluntad. No hayáis miedo sea daros riquezas ni deleites ni honras ni
todas estas cosas de acá; no os quiere tan poco y tiene en mucho lo que le
dais, y quiéreoslo pagar bien, pues os da su reino aun viviendo.” (Viendo lo
que el Padre dio a su Hijo)...
Pues veis aquí, hijas, a quien
más amaba lo que dio, por donde se entiende cuál es su voluntad. Así que éstos
son sus dones en este mundo. Da conforme al amor que nos tiene: a los que ama
más, da de estos dones más; a los que menos, menos, y conforme al ánimo que ve
en cada uno y el amor que tiene a Su Majestad. A quien le amare mucho, verá que
puede padecer mucho por El; al que amare poco, poco. Tengo yo para mí, que la
medida del poder llevar gran cruz o pequeña, es la del amor.
Así que, hermanas, si le tenéis,
procurad no sean palabras de cumplimiento las que decís a tan gran Señor, sino
esforzaos a pasar lo que Su Majestad quisiere...Porque sin dar nuestra voluntad
del todo al Señor para que haga en todo lo que nos toca conforme a ella, nunca
deja beber de ella (fuente del agua viva).
Fuente: Santa Teresa de Ávila
(1515-1582), carmelita descalza y doctora de la Iglesia
No hay comentarios:
Publicar un comentario