“Al clarear el día, se presentó
Jesús en la orilla del lago"
El mar es el símbolo del mundo actual, agitado por la tempestad de los asuntos y la marejada de la vida caduca. La orilla firme es la figura del reposo eterno. Los discípulos trabajan en el mar ya que todavía siguen en la lucha contra las olas de la vida mortal. Pero nuestro Redentor, está en la orilla pues ya ha superado la condición de una carne frágil. Por medio de estas realidades naturales, Cristo nos quiere decir, a propósito del misterio de su resurrección: “No me aparezco ahora en medio del mar porque ya no estoy con vosotros en el bullicio de las olas”. (Mt 14,25)
Por esto dice a los discípulos:
“Cuando aún estaba entre vosotros ya os dije que era necesario que se cumpliera
todo lo escrito sobre mí...” (cf Lc 24,44) De aquí en adelante, ya no estaba
con ellos de la misma manera. Estaba allí, apareciendo corporalmente a sus
ojos, pero...su carne inmortal distaba mucho de sus cuerpos mortales. Su cuerpo
en la orilla, cuando ellos todavía navegaban por el mar, indica bien a las
claras que él había superado aquel modo de existencia, pero que no obstante
estaba con ellos.
Fuente: San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia
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