Haré con mi pueblo una alianza
nueva
El Señor promete a su pueblo una nueva alianza. “Mirad que llegan días oráculo del Señor en que haré con la Casa de Israel y con la Casa de Judá una alianza nueva. Así será la alianza que haré con la Casa de Israel después de aquellos días… pondré mis leyes en su mente y las escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”.
El sacerdocio nuevo y excepcional de Cristo ha hecho surgir una ley nueva y una alianza también nueva. La nueva alianza fundamenta las relaciones entre el hombre y Dios en una base completamente distinta. La base nueva consiste en el nuevo principio determinante de la alianza, un principio interno transformante del hombre, el principio de la presencia operante de Dios en el corazón humano que logra la verdadera comunión con Dios. En el fondo de todo esto está Jesús como mediador de la alianza ideal, la última, la definitiva.
“A doce les hizo sus compañeros para enviarlos a predicar”
Los evangelios nos presentan siempre a Jesús actuando con total libertad en todas sus actuaciones. También a la hora de elegir a los doce que iban a continuar su obra y predicación después de su muerte y resurrección.
Podemos afirmar que Dios hace una elección común a todos los hombres. La elección a ser sus hijos. Dios es el Padre de todos los hombres. Ningún hombre es superior a otro hombre en su condición de ser humano e hijo de Dios. Pero desde esa común elección cada hombre tiene, tenemos, distintos ministerios a la hora de seguir a Jesús. Jesús elige, como acabamos de indicar, a “doce de sus compañeros para enviarlos a predicar, con poder de expulsar demonios”. Y también nos ha elegido a cada uno de nosotros para seguirle desde el ministerio que nos ha asignado.
Fuente: Fray Manuel Santos Sánchez O.P., Convento de Santo Domingo (Oviedo)
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