“Nadie es profeta en su tierra”, nos dice el pasaje. Y nosotros… ¿sabemos reconocer y valorar a los “profetas” de hoy en día?
Sepamos reconocer a los profetas de nuestro tiempo, a los que se desgastan intentando dar un techo a los que no lo tienen; ayudando a tener una vida digna a los que están solos, a los ancianos; a los que ayudan a salir adelante a las madres que quieren tener a su hijo; a los que trabajan por ayudar a los inmigrantes; y más cerca de nosotros a los que dedican tiempo a los demás.
Si no somos capaces de actuar, sí sepamos reconocer la mano de Dios en ellos, y ante todo y sobre todo: oremos.
(Fuente nocetnam: Fraternidad Laical Dominicana Torrent ,Valencia)
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