Si nosotros creemos que la Palabra de Dios es Palabra para nosotros hoy, Jesús también nos hace esas dos preguntas a cada uno de nosotros: “¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?”. Ambas realidades, el miedo y la fe, son excluyentes. Si tengo miedo es porque no tengo fe, no me fío que Dios conduce la barca de mi vida; y si tengo fe, y tengo la certeza de que Dios conduce mi vida, no puedo tener miedo. El miedo me paraliza y frena mis itinerarios, la fe me pone en camino hacia territorios nuevos. ¿Qué predomina en mi itinerario vital: la fe o el miedo? Yo que he conocido a Jesús en mi vida, ¿Aun no tengo fe?
(Fuente nocetnam)
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