Este pasaje del Evangelio siempre me pareció duro, porque se puede malinterpretar como un desprecio de Jesús a su Madre, pero cuando llegué a entender que realmente lo importante era descubrir que María era la Madre de Jesús porque ella cumplió la voluntad de Dios, fue capaz de escucharle y decir SÍ, entonces entendí que lo que Jesús decía de su Madre era un halago porque ella era el ejemplo más claro.
Las Palabras de Jesús dan sentido al término Madre y Hermano, no es cualquiera, no es ni siquiera la madre biológica, ni quien le ha criado, lo importante es que les une un vínculo más importante, la familia de Jesús no es únicamente una familia de parientes, unidas por un vínculo de sangre o de afinidad, sino es una unión que viene de lo más profundo, de quien es capaz de dar todo, de dar la vida para cumplir la voluntad de Dios, quien haga eso en cualquier parte del mundo será llamado hermano de Jesús, entrará a formar parte de su gran familia.
En la vida vamos encontrando personas que se van uniendo a nuestra historia, que van formando parte de nuestra vida, algunos puede que los veamos una sola vez, pero las experiencias compartidas hacen que se formen unos lazos que ni la distancia ni el tiempo se puedan borrar. Los cristianos, estemos donde estemos tenemos esa unión a través de la Palabra, que nos hace miembros de una misma fe, que nos aporta sentido a la existencia y que, a pesar de razas, costumbres, lugares, la Palabra prevalece por encima de todo lo demás.
(Fuente nocetnam: Misioneras de la Sagrada Familia)
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