Rey de Castilla y León,
miembro de la Tercera Orden de San Francisco, nacido en 1198 cerca de
Salamanca; murió en Sevilla, el 30 de mayo de 1252. Fue hijo de Alfonso IX, Rey
de León y de Berenguela, hija de Alfonso III, Rey de Castilla, a su vez hija de
Blanca, la madre de San Luis IX.
En 1217 Fernando fue coronado
Rey de Castilla, la corona que su madre había renunciado a favor de él; y en
1230 heredó la corona de León, aunque sin poder evitar una guerra civil, ya que
muchos se oponían a la unión de los dos reinos. Eligió como consejeros a los
hombres más sabios del Estado, se ocupó de administrar estrictamente la
justicia y tenía mucho cuidado en no sobrecargar a sus vasallos con impuestos,
por temer más, según decía, la maldición de una vieja pobre que a un ejército
entero de sarracenos.
Siguiendo el consejo de su
madre, Fernando se casó con Beatriz, la hija de Felipe de Suabia, Rey de
Alemania, una de las princesas más virtuosas de la época. Dios bendijo la unión
con siete hijos: seis príncipes y una princesa.
Las metas más altas en la
vida de Fernando fueron la propagación de la fe y la liberación de España del
yugo sarraceno. De aquí sus guerras continuas contra los sarracenos. Él les
quitó territorios vastos, solo los reinos de Granada y Alicante quedaron en el
poder de ellos a su muerte.
En las ciudades más
importantes fundó obispados, restableció el culto católico por todas partes,
construyó iglesias, fundó monasterios e hizo donaciones a hospitales. Los
mayores gozos de su vida fueron las conquistas de Córdoba (1236) y Sevilla
(1248).
Convirtió en catedrales las
grandes mezquitas de esos lugares, dedicándolas a la Santa Virgen. Vigilaba la
conducta de sus soldados, confiando más en la virtud que en el valor de ellos,
ayunando estrictamente él mismo; siempre llevaba un cilicio áspero, y a menudo
se pasaba la noche rezando, sobre todo antes de las batallas. En medio del
tumulto del campamento vivía como un religioso en el claustro. La gloria de la
Iglesia y la felicidad de su gente eran los motivos que guiaban su vida.
Fundó la Universidad de
Salamanca, la Atenas de España. Fernando fue enterrado en la gran catedral de
Sevilla ante la imagen de la Santa Virgen, vestido, según su propia petición,
con el hábito de la Tercera Orden de San Francisco.
Ocurrieron muchos milagros
junto a su sepulcro, y Clemente X lo canonizó en 1671. Su cuerpo sigue
incorrupto, pudiéndose contemplar en el 30 de mayo, la fiesta particular de San
Fernando que se celebra en España y entre los minoritas..
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