lunes, 27 de mayo de 2019

Comentario lectura evangelio 29/05/19

El mismo Espíritu que se cernía sobre las aguas en la creación, el mismo Espíritu que vino sobre María en el momento de la Encarnación, es El que habita en nuestras almas y nos guía hasta el cielo. ¡Es tan grande este don del Espíritu Santo, que el mismo Jesús, vino a esta tierra para traérnoslo! La acción del Espíritu Santo nunca se interrumpe. Por medio de los sacramentos nos llega su gracia a nuestra alma. No se trata de algo merecido o de algo que podamos adquirir con nuestros simples esfuerzos. Todo es un don de Dios que requiere de nuestra cooperación. Dejemos que el Espíritu Santo nos cambie por dentro. Sólo si conservamos el silencio y la docilidad interior, como la Virgen María, podremos captar y escuchar su voz.

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