miércoles, 8 de mayo de 2019

Comentario lectura evangelio 10/05/19

El que come este pan vivirá para siempre

Estamos en el final del discurso del pan de vida. Es un discurso Eucarístico. Jesús se presenta como el Pan de vida que por amor se nos da, y del que recibimos la vida eterna. Hoy nos es muy fácil escuchar este texto, pero tenemos que ponernos en el lugar de los que escucharon por primera vez este anuncio, y comprender su reacción.

Los cristianos creemos en la presencia real de Cristo en las especies sacramentales, pero los que no tienen fe no ven más que un trozo de pan y un poco de vino. Sólo desde la fe se puede descubrir esta verdad que confunde a la razón, y acercarse a recibir la sagrada comunión sabiendo que es: “medicina de inmortalidad, antídoto para no morir, sino para vivir siempre en Jesucristo”, como escribió San Ignacio de Antioquia. La comunión no es sólo alimento para el alma que camina hacia Dios, sino prenda de la vida eterna y anticipo del Cielo.

Participar en el banquete eucarístico, lo que llamamos comúnmente ir a Misa, no es una práctica religiosa más. Jesús es bien claro al enumerar los frutos extraordinarios que se producen en el alma al recibir la comunión: tendremos vida en nosotros, permaneceremos unidos a Él, nos resucitará el último día, viviremos para siempre…

Y esto que sabemos y creemos se tiene que notar en nuestras caras. Durante la celebración de la Eucaristía nuestros rostros debieran estar radiantes de alegría; y al salir a la calle e incorporarnos a nuestra cotidianeidad ser portadores de la alegría de quien ha recibido el mejor regalo. Que quien nos vea tenga deseo de saber de dónde venimos.

(Fuente nocetnam: Dominicas Monasterio de Sta. Ana, Murcia)

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