martes, 30 de abril de 2019

Comentario lectura evangelio 28/04/19

Los discípulos estaban encerrados en una casa por miedo a los judíos. La muerte del Señor ha dejado a los discípulos sumidos en el miedo. Si Dios no está con nosotros, nos vienen los miedos, los temores. Pero en medio de la casa, aunque las puertas estaban cerradas, aparece Cristo Resucitado, les da su paz y los discípulos se llenan de alegría al ver al Señor. Éste es el  efecto que produce en nosotros la resurrección. La alegría es el signo propio de los cristianos, pues nosotros creemos en un Dios que está vivo y presente entre nosotros. Era cierto lo que Jesús había dicho: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Cristo, tras su muerte, no nos ha abandonado, sino que permanece a nuestro lado para siempre. Y ésta es la mayor de las alegrías que podemos tener. Ya no hay miedo, pues Cristo vive. Además, Cristo nos trae la paz pues, si el pecado es el odio, la ira, la envidia, las críticas, la soberbia, y tantas otras cosas que nos llevan a la muerte, la Resurrección ha vencido al pecado, y por ello Cristo Resucitado es portador de la paz. Es la paz del corazón, la paz que nos une de nuevo a Dios y a los demás, de los que nos habíamos separado por culpa del pecado. Todos nosotros necesitamos de la alegría y de la paz que Cristo nos trae con su resurrección.

(Fuente nocetnam: Francisco Javier Colomina Campos)

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