sábado, 5 de enero de 2019

Comentario lectura evangelio 09/01/19

Los milagros y las parábolas van manifestando que Jesús es el Mesías. Con paciencia elige e instruye a los discípulos, los insta a anunciarlo con palabras y gestos. Pero hoy los encontramos desconcertados y temerosos, en medio del lago, en la intemperie de la madrugada. La misma presencia de Jesús les asusta.

En esta barca de la propia vida, o en la de nuestra comunidad de fe o la Iglesia, tenemos que surcar las noches de silencios y dudas, y dejar espacio para el misterio. Jesús no nos deja solos:” Ánimo, soy yo, no tengáis miedo”. Me encanta el último versículo, que describe el asombro de los discípulos. ¿Cuántas veces nos pasa eso mismo? Dios se nos hace presente de una forma muy evidente, o somos testigos de un gran gesto de amor, o palpamos la providencia en un momento determinado. Y nos quedamos desconcertados, nos cuesta creerlo, casi que nos asusta. Tenemos que ser testigos de esa Palabra que atraviesa el desconcierto, se manifiesta y se traduce en amor. Más aún, tenemos que proclamarla, con pocas palabras, con la vida.

FELIZ MIERCOLES!!

(Fuente Nocetnam: Hna. Águeda Mariño Rico)

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