sábado, 20 de octubre de 2018

Comentario lectura evangelio 22/10/18

No nos resulta tan ajeno hoy en día, ni el tema de las herencias, que tantos conflictos generan en las familias, ni tampoco el recurrir a Dios para pedirle que obre en nuestro favor. Por eso la parábola nos puede venir muy bien para hacer examen de conciencia.

No podemos supervalorar los bienes materiales, cayendo en el error y la insensatez de ponerlos como centro de nuestra vida, olvidando que la vida es mucho más y condenándola al vacío y al fracaso. Al leer esta parábola podemos caer en el infantilismo de creer que Jesús condenaba las riquezas y que hemos de sentirnos culpables por poseer recursos. Nada más lejos de la realidad. Es el uso que hacemos de ellos lo que le preocupa a Jesús: que nos seduzcan y nos dominen de tal forma que nos aparten del verdadero camino hacia la verdadera riqueza: partir y compartir lo que somos y lo que tenemos con nuestros iguales. Es cierto: difícil en este mundo de hoy en el que se valora el tener y no el ser, en el que continuamente se nos crean nuevas necesidades que hay que satisfacer a riesgo de no ser felices. Difícil en un mundo que se mueve por intereses económicos y en el que al final, todo, o casi todo, tiene un precio. Difícil en un mundo en que la vida es plena si consumes, si gastas… cuanto más mejor. Y eres un fracaso si no lo haces o no lo puedes hacer. Difícil. Pero nadie nos dijo que seguir a Jesús fuese fácil. Difícil, pero no imposible. No estamos solos. Dios camina a nuestro lado.

Escuchemos qué eco nos despiertan las palabras que Dios dirige al hombre rico de la parábola: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, ¿y de quién será lo que has preparado?”.

(Fuente Nocetnam: Congregación de Santo Domingo)

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