martes, 21 de agosto de 2018

Comentario lectura evangelio 22/08/18

Todos somos iguales ante Dios

Cuántas veces le enmendamos la plana a Dios, cuántas veces, en nuestra pequeñez, pensamos que se ha equivocado con nosotros, que merecemos mucha mejor suerte que éste o aquél. Y es que no entendemos sus acciones, las vemos con los ojos del mundo. Todos somos semejantes ante Él, da igual cómo y cuándo le hayamos conocido, cuándo nos hayamos unido a su pueblo. Él es Padre, y para un padre todos los hijos son iguales. Hermosa parábola en labios de Cristo. Siempre que la leo termino sonriendo al comprobar lo equivocado que estoy, por mucho que crea que lo sé todo de Dios, de mi vida, de mis destinos…

Hay una frase que me parece clave: “¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?” La envidia ensucia el alma, la vuelve turbia, la embota. Siempre andamos comparándonos con los demás, valorando la suerte ajena, lamentándonos de la nuestra y no nos damos cuenta de que tenemos un tesoro entre las manos y no lo disfrutamos: ¡Somos hijos de Dios! ¡Todos por igual! Cristo vino a salvarnos a todos sin excepción, nos abrió las puertas de la Gloria de par en par ¡a todos! Al final este pasaje del Evangelio lo podemos resumir en una cosa: la afición que tenemos de juzgar según nuestro criterio, sin pensar en que ha podido llevar a alguien a actuar de una determinada manera. Y con nuestro Padre Dios nos equivocamos, sencillamente no podemos llegar a entender sus planes; pero podemos estar completamente seguros de que son los mejores para nosotros.

Hoy celebramos a La Virgen María Reina ¿Acaso crees que ella entendió del todo lo que Dios le proponía? Y sin embargo no se cuestionó nada y ahí la tenemos: Reina y Madre de toda la humanidad. Pues sigamos su ejemplo y dejémonos llevar por lo que Dios quiere para nosotros.

(Fuente: Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro)

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