jueves, 10 de enero de 2019

Comentario lectura evangelio 11/01/19

En el relato de San Lucas vemos como Jesús, ante el leproso que se presenta ante Él, rostro en tierra, siente compasión, y al decirle el leproso "si quieres puedes curarme", Jesús, extendiendo la mano, lo toca y le confirma "Quiero, queda limpio".

El maestro comienza por un gesto de cariño extendiendo su mano y tocándolo, cosa que estaba proscrita para los judíos, pues consideraban al leproso como "impuro", y, de hecho, éstos debían anunciarse como impuros cuando se acercaba alguien e, incluso, vivir alejados de las poblaciones. Jesús, como siempre, le advierte que no lo diga a nadie y que ofreciera al sacerdote lo que prescribía Moisés por la purificación.

Los hechos de Jesús no pasaban desapercibidos, y la gente hablaba cada vez más de Él y acudían de todas partes a oírle y a que les curara.

Pero Jesús no quería darse un "baño de multitudes" y, en el momento que podía, se retiraba a un sitio solitario para orar.

¡Qué diferencia con la actitud puramente humana! La mayoría queremos que se hable de nosotros, que reconozcan nuestros méritos, que nos convirtamos en personas preeminentes y en la admiración de quienes nos rodean.

Jesús, por el contrario, ante una curación milagrosa dice: “tu fe te ha salvado”, como quitándose importancia, y al mismo tiempo les invita a que no digan nada a nadie.

Jesús huye del protagonismo y no le gusta la adulación, por eso, en el momento que puede, busca la soledad, para poder orar al Padre que lo ha enviado.

(Fuente Nocetnam: Fraternidad Laical Dominicana Torrent, Valencia)

FELIZ VIERNES!!

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