martes, 26 de agosto de 2025

Comentario lectura evangelio 27/08/25

Señor, quita mi corazón de piedra

Amamos a Cristo como él nos ha amado. Nos ha dejado un ejemplo para que sigamos sus huellas(1P2,21).Porque él dice:“Ponme como un sello sobre tu corazón”(Ct 8,6), esto viene a decir: “Ámame como yo te amo. Llévame en tu espíritu, en tu memoria, en tu deseo, en tus suspiros, en tus gemidos y tus sollozos. Acuérdate, hombre en qué estado yo te he creado, cuánto te he elevado por encima de otras criaturas, con qué dignidad te he ennoblecido, cómo te he coronado de gloria y honor, cómo te he situado un poco inferior a los ángeles, y cómo todo lo he puesto bajo tus pies(Ps 8). Acuérdate no solo de todo esto que he hecho por ti sino de qué pruebas y qué humillaciones he sufrido por ti...Y tú, si me amas, muéstralo; no de palabra y de lengua, sino en acto y verdad...Ponme como un sello sobre tu corazón y ámame con todas tus fuerzas”...

Señor, quita mi corazón de piedra, este corazón duro e incircunciso. Dame un corazón nuevo, un corazón de carne, un corazón puro(Ez 36, 26). Tú que purificas los corazones, que amas los corazones puros, toma posesión de mi corazón, ven y vive.

Fuente: Balduino de Ford (¿-c. 1190), abad cisterciense, después obispo

lunes, 25 de agosto de 2025

Comentario lectura evangelio 26/08/25

Hoy tenemos la impresión de “pillar” a Jesús en un arrebato de mal humor —realmente alguien le ha hecho sentir molesto—. Jesucristo se siente incómodo con la falsa religiosidad, las peticiones pomposas y la piedad egoísta. Él ha notado un vacío de amor, a saber, echa en falta «la justicia, la misericordia y la fe» (Mt 23,23) tras las acciones superficiales con las que tratan de cumplir la Ley. Jesús encarna esas cualidades en su persona y ministerio. Él era la justicia, la misericordia y la fe. Sus acciones, milagros, sanaciones y palabras rezumaban estos verdaderos fundamentos, que fluyen de su corazón amoroso. Para Jesucristo no se trataba de una cuestión de “Ley”, sino que era un asunto de corazón…

Incluso en las palabras de castigo vemos en Dios un toque de amor, importante para quienes quieran volver a lo básico: «Se te ha indicado, hombre, qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor: nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios» (Miq 6,8). El Papa Francisco dijo: «Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia... Recordemos al profeta Isaías, cuando afirma que, aunque nuestros pecados fueran rojo escarlata, el Amor de Dios los volverá blancos como la nieve. Es hermoso, esto de la misericordia».

«¡Purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!» (Mt 23,26). ¡Cuán cierto es eso para cada uno de nosotros! Sabemos cómo la limpieza personal nos hace sentir frescos y vibrantes por dentro y por fuera. Más aun, en el ámbito espiritual y moral nuestro interior, nuestro espíritu, si está limpio y sano brillará en buenas obras y acciones que honren a Dios y le rindan un verdadero homenaje (cf. Jn 5,23). Fijémonos en el marco más grande del amor, de la justicia y de la fe y no nos perdamos en menudencias que consumen nuestro tiempo, nos empequeñecen y nos hacen quisquillosos. ¡Saltemos al vasto océano del Amor de Dios y no nos conformemos con riachuelos de mezquindad!

Fuente: Fr. Austin NORRIS, (Mumbai, India)

domingo, 24 de agosto de 2025

Comentario lectura evangelio 25/08/25

Hoy, una vez más, el Evangelio muestra cómo se vuelca la bondad de Dios que vela por nuestra felicidad. Nos indica claramente cuáles son las fuentes: la verdad, el bien, la rectitud, la justicia, el amor… y todas las virtudes. Nos avisa también para que no caigamos en las trampas —excesos, concupiscencias, engaños, en una palabra, los pecados— que nos impedirían alcanzar tal felicidad.

Jesús utiliza su divina autoridad para mostrarnos claramente el carácter absoluto del bien, que debemos perseguir, y el del mal, que debemos evitar a toda costa. De ahí, su viva y amable exhortación a respetar la carta magna de la vida cristiana: las Bienaventuranzas, vías que dan el acceso a la Felicidad. En paralelo, encontramos el tono amenazador utilizado en el Evangelio de hoy: las Maldiciones de aquellos actos destructores que siempre deben ser evitados. El mismo Corazón sagrado, el mismo Amor es el que dicta las Bienaventuranzas (cf. Mt 5,1 ss) y las Maldiciones.

Es muy necesario entender que son tan importantes los unos como los otros para quien quiera salvarse: «Bienaventurados» los pobres; los corazones sedientos de justicias; las almas misericordiosas… «¡Ay de vosotros!»… cuando escandalizáis a los demás; cuando enseñáis y no lo ponéis por obra; cuando corrompéis la sana doctrina; cuando desviáis a los demás del camino derecho…

Jesús añade con firmeza: cuanto mayor sea vuestra responsabilidad ante los demás, más fuerte será la maldición que recaerá sobre vosotros. Nuestro Señor, en este pasaje se está dirigiendo a los notables: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!» (Mt 23,13 ss).

Apliquemos a nuestras vidas esta enseñanza divina. Nuestras buenas y malas acciones tienen siempre un doble impacto: uno, que recae sobre nosotros mismos, pues cada acción nos mejora o nos asola; el otro, teniendo en cuenta nuestra situación de adultos, padres, maestros, responsables bajo cualquier aspecto, cada uno de nuestros actos puede tener repercusiones, buenas o malas, insospechadas: «La vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro» (Francisco).

¡Y tendremos que rendir cuenta de ello al amor de Dios!

Fuente: Abbé Marc VAILLOT, (París, Francia) 

sábado, 23 de agosto de 2025

Comentario lectura evangelio 24/08/25

Traten de entrar por la puerta estrecha” (Lc 13,24)

No podemos tener nada estable en un mundo en el que hemos venido para pasar. Para nosotros, vivir es cada día dejar la vida y pasar. (…)

La mutabilidad, el hombre no la sigue solamente en su cuerpo, sino también en su alma, cuando se esfuerza en subir hacia lo mejor. Bajo el peso de su mutabilidad, el alma es llevada sin cesar  hacia lo que ella no es. Si ella no es retenida en su primer estado por la estricta vigilancia de la disciplina, resbala hacia lo peor. Manteniendo su esfuerzo hacia lo mejor, realiza una subida a contra corriente. Si se relaja en su intención de subir, es llevada sin esfuerzo hacia el bajo fondo.

Sí, subir es esfuerzo y descender facilidad, y es por la puerta estrecha que entraremos. El Señor lo recuerda: “Traten de entrar por la puerta estrecha” (Lc 13,24). En el momento que menciona la entrada por la puerta estrecha, primero recuerda: “Traten”, ya que sin la ferviente contención del espíritu, es invencible la fuerza de este mundo que lleva sin cesar el alma hacia lo bajo.

Fuente: San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia

viernes, 22 de agosto de 2025

Comentario lectura evangelio 23/08/25

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido

Cuando leemos o escuchamos este Evangelio, en seguida pensamos en los sacerdotes, obispos, políticos, todos los que ejercen autoridad en la vida, y está bien que pensemos en ellos para que, como dice Jesús, hacer lo que ellos dicen aunque ellos no lo hagan… Pero la verdad es que todos caemos en lo mismo: sabemos lo que hay que hacer y lo que se debe hacer y no lo hacemos o hacemos lo contrario, pero eso sí, se lo exigimos a los demás. También Jesús nos advierte de hacer el bien o cumplir la ley para ser vistos por los demás. Cuando hagas el bien, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha (Mt 6,3).

Uno solo es nuestro Maestro: JESÚS, que es capaz de enseñarnos con el ejemplo, con la propia vida. Él no solo cumplió la ley sino que vino a darle plenitud. Él vino a servir y no a ser servido. Él, que siendo Dios, nunca estuvo por encima de nadie, al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se sometió incluso a la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el nombre sobre todo nombre (Fl 2, 6-11).

Oración

Señor Dios mío, mi único Padre y Maestro. Hazme humilde sin ficción, que sea sincera sin hipocresía que haga el bien sin ser presuntuosa, que corrija sin arrogancia, y así edifique con la palabra y el ejemplo. Concédeme un profundo conocimiento de ti mismo para que tenga tus mismos sentimientos, tú mismo modo de pensar y actuar y así sea un fiel reflejo de ti en medio de mis hermanos.

Amén

Fuente: Sor Mª Montserrat Román Sánchez, OP, Monasterio Santa María la Real, Bormujos, Sevilla

Comentario lectura evangelio 22/08/25

¡Amar con el amor mismo de Dios!

[Santa Catalina escuchó a Dios decirle:] Sépanlo bien, toda imperfección o toda imperfección en el amor, se manifiesta y se adquiere con respecto a mí y con respecto al prójimo. Las almas simples lo saben, muchas veces ellas aman a las criaturas de un amor espiritual. Si ellas me aman con un amor purificado y desinteresado, aman al prójimo también con un amor puro y desinteresado.

Es como un recipiente que llenamos en la fuente. Si se retira del manantial  para beber, se vacía pronto. Pero si se mantiene sumergido en el manantial, permanece siempre lleno. Así es con el amor al prójimo, amor espiritual o temporal: hay que beber en Mí, no hay otra posibilidad. Porque les pido amarme con el mismo amor que los amo.

En verdad, no podrán hacerlo completamente. Yo los he amado antes de ser amado. El amor que tengo por ustedes no se los debo, sino que es una gracia que les acuerdo. No pueden rendirme completamente a mí el amor que les pido. Mas los he puesto junto a su prójimo para permitirles de hacer por él lo que no pueden hacer por mí: amarlo por gracia, desinteresadamente, sin nada esperar. Considero como si hubieran hecho por mí, lo que han hecho por el prójimo.

Fuente: Santa Catalina de Siena (1347-1380), terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa

miércoles, 20 de agosto de 2025

Comentario lectura evangelio 21/08/25

Invitados a la fiesta

El relato del evangelio de Mateo recoge la parábola del banquete de bodas. Jesús está en Jerusalén, en los días previos a la pasión, y el tono de su discurso y estas últimas parábolas es muy polémico. Esta parábola se extendió rápidamente entre las primeras comunidades cristianas, por lo que ha habido varias versiones. Mateo une dos partes: el aviso a los convidados, que responden con indiferencia e incluso violencia, claro mensaje a los escribas y fariseos que traman su muerte; y el comensal que no lleva el traje adecuado, dirigido más bien a los primeros cristianos.

Destacaría tres ideas que pueden ayudarnos a interiorizar, cuestionarnos personalmente o como comunidad, y acudir al banquete del Reino con gozo y compromiso.

El sueño de Dios es esa gran mesa de banquete esponsal, llena con todos sus hijos e hijas, disfrutando de la fiesta y la alegría, celebrando el amor. Jesús ha intentado transmitirlo de todas las formas posibles, con gestos, parábolas, invitado o convidando, sentándose él mismo a la mesa en infinidad de ocasiones, incluso con pecadores y rechazados. Dios es padre de todos, buenos y malos, y a todos ama y desea invitar para sentarse con él a su mesa. ¿El mayor gozo de mi vida es ser hijo/a amado/a por Dios y vivir como tal?

La dureza de las reacciones del rey ante quienes desprecian la invitación refleja la crudeza del momento que vive Jesús. La rigidez y el rechazo de su mensaje de salvación llega a un punto sin retorno. Vivimos en un relativismo tal que pareciera que todo vale mientras satisfaga mis deseos y anhelos personales. Si Dios me conviene, le acepto; pero si me complica, me confronta o trastoca mis planes, entonces le rechazo o paso simplemente de Él. Y hay decisiones que tomamos en la vida, opciones y acciones que tienen un carácter definitivo. El daño está hecho, la negación te ha cerrado esa puerta. Hemos de ser conscientes de las consecuencias de nuestros actos y ser consecuentes con nuestros compromisos, leales y generosos con Dios y con los hermanos.

Dios sigue invitando, incansablemente, en las ciudades, los pueblos, los cruces de caminos y en las fronteras. Sólo hay un traje posible para acudir al banquete: el de la fraternidad. La mesa y la fiesta no tienen sentido si no se comparte. En todos hay un anhelo infinito de felicidad, de paz, de sentido. La búsqueda nos pone en camino y nos abre a la oportunidad de recibir la invitación. El Amor de Dios siempre encuentra caminos. Vivamos atentos porque la alegría de acoger esa invitación nos dará una felicidad que sana, reconforta, revive.

Fuente: Hna. Águeda Mariño Rico O.P., Congregación de Santo Domingo