sábado, 18 de mayo de 2024

Comentario lectura evangelio 19/05/24

Hoy, en el día de Pentecostés se realiza el cumplimiento de la promesa que Cristo había hecho a los Apóstoles. En la tarde del día de Pascua sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20,22). La venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés renueva y lleva a plenitud ese don de un modo solemne y con manifestaciones externas. Así culmina el misterio pascual.

El Espíritu que Jesús comunica, crea en el discípulo una nueva condición humana, y produce unidad. Cuando el orgullo del hombre le lleva a desafiar a Dios construyendo la torre de Babel, Dios confunde sus lenguas y no pueden entenderse. En Pentecostés sucede lo contrario: por gracia del Espíritu Santo, los Apóstoles son entendidos por gentes de las más diversas procedencias y lenguas.

El Espíritu Santo es el Maestro interior que guía al discípulo hacia la verdad, que le mueve a obrar el bien, que lo consuela en el dolor, que lo transforma interiormente, dándole una fuerza, una capacidad nuevas.

El primer día de Pentecostés de la era cristiana, los Apóstoles estaban reunidos en compañía de María, y estaban en oración. El recogimiento, la actitud orante es imprescindible para recibir el Espíritu. «De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno» (Hch 2,2-3).

Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y se pusieron a predicar valientemente. Aquellos hombres atemorizados habían sido transformados en valientes predicadores que no temían la cárcel, ni la tortura, ni el martirio. No es extraño; la fuerza del Espíritu estaba en ellos.

El Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es el alma de mi alma, la vida de mi vida, el ser de mi ser; es mi santificador, el huésped de mi interior más profundo. Para llegar a la madurez en la vida de fe es preciso que la relación con Él sea cada vez más consciente, más personal. En esta celebración de Pentecostés abramos las puertas de nuestro interior de par en par.

Fuente: Mons. José Ángel SAIZ Meneses, Arzobispo de Sevilla

viernes, 17 de mayo de 2024

Comentario lectura evangelio 18/05/24

¿A ti qué? Tú sígueme

Hubo un momento en nuestra vida, en el que fuimos conscientes de la llamada que nos hizo Jesús: “Ven y sígueme”. Y le prometimos seguirle donde quiera que fuese. Sabemos que nuestro ímpetu de seguirle tiene momentos y momentos. Y hay momentos en que nuestro seguimiento baja en intensidad. Un momento de estos nos relata el evangelio de hoy, donde Pedro pregunta a Jesús por el apóstol Juan: “Señor y éste ¿qué?”.

Está muy bien que amemos a nuestros hermanos y nos preocupemos por ellos,  pero nunca hasta tal punto de que nuestro seguimiento a Jesús dependa de nuestra relación con algún hermano. La respuesta de Jesús es bien clara: “Si quiero que se quede hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Lo importante, donde tenemos que apoyar nuestra vida es en el seguimiento de Jesús, y nunca en el seguimiento o en permanecer siempre al lado de un hermano.

Fuente: Fray Manuel Santos Sánchez O.P. Convento de Santo Domingo (Oviedo)

jueves, 16 de mayo de 2024

Comentario lectura evangelio 17/05/24

Hoy, el Evangelio nos narra otra de las apariciones de Jesús a sus discípulos. De un modo profundo, el diálogo entre el Señor y Pedro nos muestra la misericordia de Dios como su gran amor por los discípulos y el mundo. Éste no es un diálogo cualquiera entre Jesús y su discípulo Pedro. Ambos, Jesucristo y Pedro, hablan de amor, cada uno desde su perspectiva. Las tres preguntas de Jesús: «¿Me amas más que éstos?» (Jn 21,15) pueden ser consideradas como una reafirmación del doble estatus de Pedro, a saber: por un lado, como un discípulo que le ama más que los otros, y, por otro, como un discípulo que le ama a Él más que a sus compañeros. En todo caso, el gran acto de amor de Jesucristo apremia a una profunda respuesta por parte de Pedro.

Respondiendo «Sí, Señor, tú sabes que te quiero», Simón parece tomar conciencia de sus tres caídas negando a Jesús, el Hijo de Dios que permanece ante él y que dice a los discípulos «no se turbe vuestro corazón», «la paz esté con vosotros» (cf. Jn 14,27; 20,19).

Jesús concluye este diálogo tan importante con la confirmación de la misión de Pedro y del primado que ya le había otorgado anteriormente (cf. Mt 16,18-20), especialmente, cuando Cristo le dice «Apacienta mis ovejas». El cumplimiento de los encargos de Jesús requiere un amor extraordinario, un amor misionero en el alma. Este amor misionero debe ir “in crescendo”. Tal como afirmó el Papa Francisco, «el amor crea vínculos y expande la existencia cuando saca a la persona de sí misma hacia el otro».

Para llegar a ser sus pastores, Jesucristo exige la siguiente característica básica del amor misionero: amarle más que a nadie. Finalmente, como discípulos de Jesús, se nos pide hacer operativa la “ley de éxtasis”. Es decir, el amante debe «salir de sí mismo para hallar el crecimiento de su ser en el otro» (Francisco). ¡El amor misionero nos mueve a ir más allá de nosotros mismos!

Fuente: Rev. D. Habel JADERA (Bogor, Indonesia)

miércoles, 15 de mayo de 2024

Comentario lectura evangelio 16/05/24

Seamos todos uno en Cristo

Conmovedor, enternecedor ver a Cristo pidiendo por nosotros. Por ti, por mí, por todos. Invocando al Padre, poniéndonos en sus manos, encomendándonos a Él. Solo un amigo con mayúsculas se preocupa tanto por los suyos. Y Jesús pide al Padre para nosotros lo mismo que Él ya tiene: la unidad con Dios, la unidad entre nosotros, la unidad y la Gloria compartida.

Una sola Iglesia, un mismo corazón. Las divisiones debilitan, destruyen, solo permaneciendo en unidad una empresa, un objetivo, un trabajo llega a buen fin. Y si esa unidad es en el Amor, en el Corazón, el éxito está garantizado. Y la Salvación del Mundo es la mayor empresa, la más colosal. Para eso vino Cristo al Mundo: para que se salvara del pecado. Y para ello se valió en primer lugar de los Doce, ellos serían los encargados de dar a conocer en primer lugar la Buena Nueva y detrás de ellos todos aquellos discípulos que fueron creyendo en la Palabra. Y así hasta hoy.

En esta impresionante oración Jesús le pide al Padre que nos tenga el mismo amor que le tiene a Él y lo hace poniéndose de valedor nuestro, rogando a Dios que nos ame igual que le ama a Él ¿No es emocionante? ¿No es para estar dándole gracias a todas horas? Este amor que Cristo nos tiene culminará en el Gólgota, en la Cruz, algo que a veces, por conocido, podemos no valorar en su grandeza y generosidad. “Nadie ama tanto como el que da su vida por sus amigos” Y Jesús la dio pero también pidió al Padre que nos amara hasta el infinito aún en los peores momentos: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”.

Correspondamos a Jesús con la unidad, con el ser uno solo con Él, olvidando rencillas, puntos de vista y divisiones que no llevan a nada. Pongamos en práctica lo que tantas veces recitamos en el Credo: que creemos en Una Santa Iglesia Católica.

Fuente: D. Luis Maldonado Fernández de Tejada, OP Fraternidad Laical de Santo Domingo, de Almagro

martes, 14 de mayo de 2024

Comentario lectura evangelio 15/05/24

Hoy vivimos en un mundo que no sabe cómo ser verdaderamente feliz con la felicidad de Jesús, un mundo que busca la felicidad de Jesús en todos los lugares equivocados y de la forma más equivocada posible. Buscar la felicidad sin Jesús sólo puede conducir a una infelicidad aún más profunda. Fijémonos en las telenovelas, en las que siempre se trata de alguien con problemas. Estas series de la TV nos muestran las miserias de una vida sin Dios.

Pero nosotros queremos vivir el día de hoy con la alegría de Jesús. Él ruega a su Padre en el Evangelio de hoy «y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada» (Jn 17,13). Notemos que Jesús quiere que en nosotros su alegría sea completa. Desea que nos colmemos de su alegría. Lo que no significa que no tengamos nuestra cruz, ya que «el mundo los ha odiado, porque no son del mundo» (Jn 17,14), pero Jesús espera de nosotros que vivamos con su alegría sin importar lo que el mundo pueda pensar de nosotros. La alegría de Jesús nos debe impregnar hasta lo más íntimo de nuestro ser, evitando que el estruendo superficial de un mundo sin Dios pueda penetrarnos.

Vivamos pues, hoy, con la alegría de Jesús. ¿Cómo podemos conseguir más y más de esta alegría del Señor Jesús? Obviamente, del propio Jesús. Jesucristo es el único que puede darnos la verdadera felicidad que falta en el mundo, como lo testimonian esas citadas series televisivas. Jesús dijo, «si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis» (Jn 15,7). Dediquemos cada día, por tanto, un poco de nuestro tiempo a la oración con las palabras de Dios en las Escrituras; alimentémonos y consumamos las palabras de Jesús en la Sagrada Escritura; dejemos que sean nuestro alimento, para saciarnos con su alegría: «Al inicio del ser cristiano no hay una decisión ética o una gran idea, sino el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida» (Benedicto XVI).

Fuente: Fr. Thomas LANE (Emmitsburg, Maryland, Estados Unidos)

lunes, 13 de mayo de 2024

Reseña de la Visita Pastora del Obispo Ramón Valdivia.

La Visita Pastoral del Obispo Auxiliar D. Ramón Valdivia a Nuestra Parroquia

La semana pasada, nuestra parroquia tuvo el honor de recibir la visita pastoral del Obispo Auxiliar D. Ramón Valdivia. Esta visita, marcada por una agenda extensa, permitió al Obispo Valdivia conocer de cerca la vida de nuestra comunidad parroquial.

El Obispo Valdivia se reunió con todos los grupos parroquiales, desde la Comunidad Sacerdotal de los Jesuitas hasta la Junta de Gobierno de la Hermandad de San Bernardo. Cada reunión fue una oportunidad para presentarnos individualmente, compartir las características únicas de cada grupo y expresar nuestras inquietudes dentro de la parroquia.

La visita al Colegio San Bernardo fue un momento destacado, al igual que la reunión con los voluntarios de “Iglesia Abierta”. También se reunió con el Grupo de Señoras Betania y el Grupo Palabra de Vida, y saludó a los adultos de la Catequesis de Confirmación.

El Obispo Valdivia también tuvo la oportunidad de visitar a los enfermos de nuestra comunidad, un gesto que subraya la misión de la Iglesia de cuidar a los más vulnerables entre nosotros.

Cada día de la visita pastoral se celebró con una Eucaristía presidida por el Obispo Valdivia. La Eucaristía del jueves fue especialmente conmovedora debido a la posterior exposición y oración con el Santísimo. La visita culminó el domingo con la “Misa Estacional”, un momento en el que pudimos sentirnos como una iglesia en camino y en misión del Señor.

La visita pastoral del Obispo Valdivia fue un tiempo de gracia para nuestra parroquia. Nos permitió reflexionar sobre nuestra misión como comunidad de fe y reafirmar nuestro compromiso de vivir el Evangelio en nuestro día a día. Agradecemos al Obispo Valdivia por su tiempo y su guía espiritual, y esperamos con ansias su próxima visita.









Comentario lectura evangelio 14/05/24

La Sabiduría nos lleva en su designio de amor

La Sabiduría es Sabiduría de amor. Está al servicio de Dios que es amor. El amor es el bien propagado desde uno mismo. Tiene necesidad de expandirse y encuentra su alegría en darse. La alegría es a la medida del don y de su calidad. La Sabiduría va a utilizar todos sus recursos para difundir el amor, porque está totalmente al servicio de Dios. No es entonces asombroso que la Sabiduría de amor encuentre su alegría junto a los hijos de los hombres, porque en su alma puede expandir al mejor sus dones creados, la gracia, que es participación a la naturaleza y la vida de Dios. (…)

La Sabiduría de amor es esencialmente activa. El movimiento no le es un estado pasajero, es constante. Si el bien expandido en uno mismo, que es el amor, cesara un instante de difundirse, no sería amor. Si el amor se detiene, se transforma en egoísmo. (…) Del Padre y del Hijo procede continuamente el Santo Espíritu, porque Dios es eterno Amor. El amor  que nos es dado no puede detenerse en nuestras almas. Tiene necesidad de remontar hacia su manantial y quiere continuar su movimiento de difusión de sí mismo.

Conquistándonos, la Sabiduría de amor nos hace entrar en la intimidad divina, nos porta hacia su fin en la realización de sus designios de amor. Nos transforma inmediatamente en canales de su gracia e instrumentos de sus obras. El amor es esencialmente dinámico y dinamógeno. (…) La Sabiduría de amor conquista las almas no tanto por ellas mismas, sino por su obra. El único fin es la Iglesia. Nos elige como miembros de su Iglesia, para que en ella tengamos un lugar y cumplamos una misión.

Fuente: Beato María-Eugenio del Niño Jesús (1894-1967) carmelita, fundador de Nuestra Señora de Vida